domingo, 21 de noviembre de 2010

LA CUMBRE DE ABRIL DE 1973

Después de la contundente victoria de marzo, el frente comienza a mostrar fisuras. Realineamientos y giros en el núcleo de poder. La conducción pendular de Perón y su teoría de los anticuerpos: el germen de la tortura en el Chaco.
(Dibujo: El ala derecha del movimiento; José Ignacio Rucci, José López Rega, y Jorge Osinde).



Compilación y textos:
Marcos Salomón y Gonzalo Torres. Dibujo: Juan Britos.

Como ya se dijo, en las próximas entregas se abordará la masacre de Ezeiza. Ahora bien, para entender ese hecho es necesario ponerlo en contexto con todo lo que pasó entre el 11 de marzo y el 25 de mayo del 73. Con ese propósito, Aníbal Ponti desarrolló una apretada síntesis de tres hechos trascendentales ocurridos poco después del rutilante triunfo de marzo del 73.
“Ni los miles de jóvenes que pusieron el cuerpo en el proceso que terminó con el triunfo del 11 de marzo, ni los millones de peronistas que apoyaron y participaron para cerrar el ciclo de 18 años de exilio, ni la conducción nacional de Montoneros - sobre la cual descansaba la relación con Perón- ni el propio Cámpora, imaginaban el giro que buscaba Perón: el cambio de los actores y sujetos políticos preponderantes para el futuro de la Argentina”.
“Aquel personaje exótico, José López Rega, que en el imaginario de todos los visitantes de Puerta de Hierro era conocido como un secretario, casi un bufón, iba a convertirse en uno de los hombres fuertes del nuevo núcleo de poder”.
En relación al accionar guerrillero, Ponti piensa que “después del triunfo del 11 de marzo era ilógico que una dictadura militar pudiera pacificar el país”, sin embargo, a la flamante democracia camporista tampoco le resultaba fácil: “la guerrilla no peronista, el PRT – ERP, protagonizó una serie de hechos militares para condicionar el futuro gobierno de Cámpora”.

EL CONTEXTO POLÍTICO

“Después del triunfo, en la designación del gabinete era lógico que el Ministerio de Trabajo sea para la CGT, “Que lo arregle Miguel y Rucci” le decía Perón a Cámpora”. El Ministerio de Economía fue a la Confederación General Económica, en la persona de José Bel Gelbard. La Confederación General Económica (CGE), agrupó a pequeños y medianos comerciantes, industriales y productores agropecuarios. Desde la jefatura del Ministerio de Economía Bel Gelbard puso en marcha un plan económico orientado promover el crecimiento del mercado interno, con sueldos altos y desarrollo de la producción industrial. El “pacto social” fue firmado por los miembros de la CGT y la CGE el 8 de junio de 1973, con el objetivo de consensuar el rumbo de la economía. Después de mucho tiempo, el poder político, patronal/industrial y sindical acercaban posiciones para lograr la reedición de Estado de Bienestar. “Eso también era lógico. Lo que no era lógico de ninguna manera era la designación de López Rega en el Ministerio de Bienestar Social, al igual que la de Osinde en la Dirección de Deportes y Turismo y en la inteligencia del Estado sobre las FFAA” .
“En esa línea, el suegro de López Rega, Lastiri fue a la cabeza de la cámara de diputados”, desde donde podría alcanzar la prescindencia interina una vez que Cámpora sea desalojado del poder.
De esta manera se iba perfilando el Gabinete. Ni Cámpora ni Abal Medina entendieron las voces de alerta de muchos de los colaboradores de Cámpora informando sobre lo que pasaba en Madrid.

LA POSICIÓN DE MONTONEROS

Mientras tanto, ante el nuevo escenario político en Argentina Montoneros paraliza el accionar militar. El 24 de mayo, para recibir la asunción del presidente Cámpora, la organización da a conocer un documento donde expresa su posición, titulado “Apoyar, defender, controlar”. “Era un apoyo al gobierno popular para garantizar a través de la movilización popular el cumplimiento del programa del FREJULI” explicó Ponti. A continuación los pasajes más importantes de ese documento: “8 años de antipueblo. Concluye uno de los períodos negros de la historia de nuestro país (…) Comienza una nueva etapa en la lucha por la Liberación Nacional y Social de nuestra Patria, producto de las luchas del Pueblo, encabezadas por su expresión mayoritaria: el Movimiento Peronista, conducido por el General Perón cuyas manifestaciones fueron la resistencia, las huelgas y planes de lucha, los cordobazos y demás alzamientos populares, el permanente accionar de sus organizaciones político-militares”. Después de una descripción de cómo mediante la lucha se consiguió la democracia el documento define un programa político:
“Por todo esto nuestras organizaciones resuelven: apoyar al Gobierno encabezado por el compañero en el cumplimiento del Programa de Liberación votado masivamente el 11 de marzo y cuyos primeros actos deben ser:
1)- Liberación, mediante la anmistía y el indulto, de todos los combatientes y presos políticos.
2)- Eliminación de la camarilla militar.
3)- Recuperación de todos los resortes básicos de la economía nacional, actualmente en manos de los monopolios.
4)- Asegurar la plena ocupación para los trabajadores, y salarios que, por lo menos recuperen el valor existente en 1955.
Defender al Gobierno constituido por las luchas populares contra los ataques de los enemigos externos e internos. Controlar el cumplimiento de la voluntad popular ante las posibles defecciones de los traidores.Participar con el conjunto del Movimiento en las tareas de organización y movilización popular, en las fábricas, barrios, escuelas y universidades.Asumir la directiva del General Perón de permanecer en estado de alerta manteniendo y desarrollando las formas organizativas que nos permitan continuar la lucha en todos los terrenos hasta la toma del Poder.Con el conjunto del Movimiento, continuar la formación del Ejército Peronista, único instrumento capaz de lograr la obtención de una Argentina Libre, Justa y Soberana, una Patria Socialista. Libres o muertos, jamás esclavos. Perón o muerte. Viva la Patria”.

ABRIL DEL 73: HECHOS TRASCENDENTES

En relación con este tema, en abril de 1973 se producen tres hechos de envergadura:
1. El 18 el secretario general de la Juventud Peronista Rodolfo Galimberti hace una convocatoria para organizar las milicias populares durante un acto de lanzamiento de la UES.
Sobre el “furcio” del loco Galimba, Ponti es contundente: “La convocatoria pública de Galimberti a las milicias populares para defender el gobierno fue una decisión personal, no una decisión política de Montoneros. Eso también influyó como un elemento desestabilizante, le dio argumentos a la derecha peronista para introducir el concepto de “infiltración”. Tan grave fue la metida de pata que Galimberti fue despromocionado, sancionado y trasladado a Rosario por la organización.
2. El 30 el ERP 22 de Agosto (una fracción del ERP que apoyaba a Cámpora) ejecuta al contralmirante Hermes Quijada, el marino que “intentó explicar” por televisión que la Masacre de Trelew fue el resultado de un enfrentamiento durante un intento de fuga y no un fusilamiento clandestino.
“La postura radical del PRT- ERP desató un clima político desestabilizador. Todavía Cámpora no había asumido el gobierno y las exigencias que se le planteaban eran extremas. Y no interrumpieron nunca el accionar militar, que se centró en las Fuerzas Armadas. En eso sucede lo de Hermes Quijada” recordó Ponti. El contraalmirante Quijada - integraba el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armada - fue atacado cuando viajaba en su automóvil en Buenos Aires, por una fracción del ERP, que si bien apoyaba a Cámpora se mantenía activa militarmente. “El gallego” Víctor Fernández Palmiero, le metió seis disparos a quemarropa, uno en la cabeza, produciéndole la muerte poco después, cuando ingresó al Hospital. Palmiero recibió un disparo por parte del custodio de Quijada. La herida le ocasionó la muerte. “Le falló la posta sanitaria” explicó Ponti. Palmiero era un obrero metalúrgico y de la carne, comenzó su militancia en el Partido Comunista Revolucionario y después pasó al Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).
3. La cumbre convocada por Perón en Puerta de Hierro, una resultante de lo anterior. En ese encuentro el ala derecha del movimiento cuestionó muy duramente a la Tendencia revolucionaria del peronismo en la persona de Galimberti, y por elevación al propio Cámpora.
Después de muchas idas y vueltas, la cumbre se desarrolló a fines de abril del 73, con la participación de Norma Kenendy, Alberto Brito Lima, el teniente coronel Jorge Osinde y otros personajes de la plana mayor de la derecha peronista. Solo faltó el poderoso José Ignacio Rucci, al frente de la CGT. En el otro extremo de la mesa, Rodolfo Galimberti, Juan Manuel Abal Medina, y Héctor Cámpora. Y por supuesto, el infaltable “Lopecito”.
Ponti aclaró que ese escenario perseguía objetivos bien definidos. “La presencia de Norma Kenedy, Brito Lima y Osinde no buscaba otra cosa que cuestionar muy duramente a la Juventud Peronista”. A Juan Manuel Abal Medina se le tiró por la cara la derrota de su candidato Sánchez Sorondo en Capital y la derrota del candidato del Frejuli en Santiago del Estero. Cámpora también fue cuestionado porque no descalificó ni Galimberti ni al ERP. Incluso acompañó al secretario juvenil a un acto de la Juventud en Córdoba “El desarrollo de la reunión se dio con el consentimiento de Perón. Terminó con el alejamiento de Galimberti de la secretaria general de la Juventud” afirmó.
El otro caído en desgracia superó el mal momento. “Abal Medina le presentó la renuncia, pero esta no fue aceptada. Perón ordenó No innovar hasta su retorno. El conflicto político era inevitable” definió Ponti, que relató que la mañana siguiente Perón se reunió con Galimberti y con el Jorge Obeid (futuro gobernador de Santa Fe) en ese momento delegado de la Regional 2.
“Guillermo me contaba que en esa reunión Galimberti le decía que era él un soldado, y Perón, pícaro, le contestaba, “no usted es la reina. Por supuesto, Galimberti desapareció del escenario político”.En el plano político, la Juventud Peronista perdió un lugar que ya nunca recuperaría en el movimiento.

EL PÉNDULO Y LOS ANTICUERPOS

Hasta acá los hechos. “La resultante de todo esto es que Perón echó a Galimberti y a Abal Medina y se volcó sobre los sectores hasta ayer postergados: la derecha peronista”. Cámpora tuvo que salir a aclarar públicamente que Abal Medina continuaba siendo el Secretario General del Movimiento. “Después de esta cumbre, y antes de la asunción de Cámpora al gobierno el 25 de mayo se empieza a teñir la vida política del peronismo. Empiezan a formarse los bloques políticos ideológicos, que después serán determinantes en la frustración del proceso iniciado el 11 de marzo de 73”.
Las consecuencias del cisma en el Chaco fueron concretas: “La unidad de los grupos juveniles empieza a resquebrajarse. En lo estrictamente político esto comienza a perfilarse en el gabinete: Emerge la figura de Florencio Tenev en el ministerio de gobierno, y la de Morante en Bienestar Social Ambos estaban alineados con pensamientos totalitarios, y bajo su gestión, a partir del 74 empieza el proceso de represión y tortura en el Chaco”.
“En el Chaco el CdO (Comando de Organización) se pone bajo la jefatura de Tenev y Bittel. La juventud justicialista con sigue al Toto Torresagasti. A Morante en 1975 Montoneros le voló la casa que se estaba construyendo en la avenida 9 de julio con materiales y fondos de la Dirección de Vivienda”.
Para explicar la trascendencia política de la cumbre de abril del 73 Ponti trae a colación el pensamiento y la praxis política de Juan Domingo Perón: “Perón en su teoría de conducción política manejó conceptos que siempre lo llevaron a lo largo de la historia a la conducción pendular. Las circunstancias lo hacían girar a la izquierda o derecha”. Fueron las circunstancias políticas de los años de exilio las que movieron el péndulo. “Con un peronismo integrado al proyecto de Onganía, el delegado era Paladino, (conocido en la vida militante como el delegado de Onganía ante Perón). Después, el delegado personal fue Cámpora, cuando la juventud argentina irrumpe masivamente en la vida política y toma la bandera del retorno de Perón”.
“Otro concepto que siempre desarrolló Perón fue la “ley de los anticuerpos” el cual se complementaba con lo anterior, la existencia de una derecha y una izquierda se equilibra por su desarrollo contradictorio. El movimiento es amplio”.
“Perón, y los métodos de conducción que históricamente había usado no pudieron contener el proceso de transformación que él mismo había generado en la juventud argentina. Precisamente, este es el factor principal que lo lleva a desatar un proceso trágico, violento. Incluso generó las condiciones políticas para que los mecanismos de poder del verdadero enemigo de la Argentina, el Imperio Norteamericano, pueda producir un hecho como la masacre de Ezeiza que se trasformó en el principio del fin del proceso iniciado el 11 de marzo” acotó.

domingo, 14 de noviembre de 2010

SE VAN, SE VAN… Y NUNCA VOLVERÁN..

La primavera Camporista: los militares a los cuarteles y los presos políticos a la calle. La juventud, expectante y esperanzada. La reacción, agazapada para cooptar el gobierno popular.


Compilación y textos: Marcos Salomón y Gonzalo Torres. Dibujo: Juan Britos.


Con la asunción de Cámpora como presidente de la Argentina el 25 de mayo de 1973 culmina una etapa de la historia política en nuestro país y comienza otra; “la primavera camporista”: “un período de mucha agitación social por el regreso de Perón después de 18 años de exilio y por la recuperación del gobierno, pero fundamentalmente por la posibilidad de vivir en un país con mayores libertades” define Ponti.


EL SOL DEL 25


En Resistencia se hizo un acto en la plaza 25 de Mayo y la toma virtual de la casa de gobierno, pacífica, los militantes la recorrieron de arriba abajo, para muchos era su primera visita al lugar sin militares a la vista. De todas maneras, el epicentro de la jornada fue Buenos Aires: se calcula que más de un millón de personas festejaron el triunfo del Frejuli en Plaza de Mayo. “El discurso de Cámpora fue durísimo” recuerda Ponti.
“Era una situación donde Lanusse no gobernaba, pero el nuevo gobierno no había asumido”. Los manifestantes les hicieron un “piquete” al Secretario de Estado yanqui, William Rogers y al presidente del Uruguay Juan María Bordaberry (prácticamente un títere de las Fuerzas Armadas que había disuelto el parlamento) y no los dejaron participar de la asunción del nuevo gobierno popular. Por otro lado, había presidentes amigos: “Para nosotros la presencia de presidentes de gobiernos latinoamericanos como Salvador Allende, de Chile, y Omar Torrijos , de Panamá, o el presidente de la Cuba de Fidel, Osvaldo Dorticós, resaltaba ese escenario de patria grande con el que habíamos soñado”.
Como parte del programa de actividades estaba previsto un desfile militar con toda la pompa castrense, pero la muchachada se divirtió pintando con aerosol consignas como “Viva Perón y la patria socialista”, “vengaremos a los héroes de Trelew”, o simplemente “MONTONEROS” sobre los tanques de guerra y algún que otro uniforme.
Ponti recuerda que la situación suscitó la queja del dictador saliente: “El General Lanusse le pidió a Esteban Righi (futuro ministro de Interior) que reprima. Él le contestó que no podía hacer nada, porque no era ministro en funciones todavía, y que era él que se tenía que ocupar de la situación”. La cuestión se saldó cuando la juventud se hizo cargo de la seguridad: “Asumió un rol importantísimo en contener que la situación no pase a mayores”. Por los parlantes callejeros, con todo el consejo de la Juventud Peronista presente en el balcón, de la Casa Rosada, Dante Gullo le pidió al Ejército que retire las armas, y después se dirigió a la multitud: para tranquilizar los ánimos y pedirle que acordone la Casa Rosada. “Uno de los integrantes del consejo en ese balcón del 25 era Guillermo Amarilla”.

REVOLUCIÓN CULTURAL

“La primavera Camporista fue una etapa de apertura cultural”. Quedaban atrás siete años de una dictadura que había censurado el voto, pero no sólo eso, también los libros, el cine y la música. Un conocido intelectual como Rodolfo Puigróss fue nombrado interventor de la Universidad de Buenos Aires. Muchos intelectuales y escritores, actores y artistas asumieron como identidad política la tendencia revolucionaria. “La dictadura había cercenado la posibilidad de expresión de una manera muy violenta. Lo que había era una cultura totalitaria: la censura y el autoritarismo eran la norma”.
Ponti recuerda el caso del comisario Luis Margaride, nombrado por la dictadura de Onganía jefe de la División de Seguridad Personal de la Policía Federal, organizaba razzias en albergues transitorios de Buenos Aires a la caza de “adúltero”s en el marco de una santurrona “campaña de moralidad” en la que gran cantidad de parejas fueron detenidas por no estar casadas o ser sorprendido algún conyuge in fraganti. “Cuenta la leyenda que en uno de esos “operativos” Margaride encontró a su señora con otro” recuerda Ponti, sin poder evitar una sonrisa. Lo cierto es que años después, Margaride sería reciclado por Perón como Superintendente de Seguridad de la Policía Federal, la policía política… ( pero eso es materia de próximas entregas de la serie).
“Si uno tenía el pelo largo la federal te rapaba. Eran unos fachos totales. Todo eso se resquebraja con la primavera camporista”.

GOBIERNO Y PODER

Aquellos años fueron muy importantes para la juventud –enrolada en Montoneros, que para esa fecha se había transformado en una verdadera organización de masas.
“Teóricamente el 25 % de los cargos debía ser para la juventud, pero no se peleó por ese porcentaje. Fueron pocos los hombres de la tendencia que ocuparon cargos nacionales. Con esto quiero desmitificar un poco ese concepto que dice que el gabinete de Cámpora fue un gabinete montonero. En realidad el gabinete de Cámpora fue en parte armado por Perón y en parte armado por Cámpora. La juventud quedó excluida del gobierno a excepción de Dante Gullo que ocupó la secretaría de la Juventud”.
“Es cierto que ese proceso histórico hizo que 5 gobernaciones quedaran en manos de hombres cercanos como Oscar Bidegain en Buenos Aires, Ricardo Obregón Cano en Córdoba, Martínez Baca en Mendoza, Jorge Cepernic en Santa Cruz y Elías Adre en San Luis, pero por un lado esa situación se nivelaba con la mayoría de las vicegobernaciones en manos de hombres del sindicalismo. Posteriormente varios de esos gobernadores pasarían al consejo superior de la “orga”.
“En la Cámara de Diputados de la Nación, donde la juventud accedió a diez bancas; una de ellos fue del chaqueño Juan Manuel “Carancho” Ramírez, en tanto que en la legislatura de la provincia fueron elegidos Jaime Dri y Héctor Bashman, ambos de la juventud peronista”.
Ocurre que teníamos claro que con la victoria electoral no alcanzaba para tomar el poder real. No confundíamos el poder institucional con el poder real. Quizás eso fue lo que nos llevó a no pelear ese 25%, no entender que en una democracia el poder institucional en una democracia sirve. Precisamente por eso tanto Montoneros como Far anuncian que no abandonan las armas, pero a diferencia del ERP desde la Tendencia no se operó militarmente. Sigue Ponti: “sí teníamos claro que había que defender totalmente el gobierno popular, porque en nuestra cabeza estaba presente el ciclo histórico de triunfos democráticos y golpes de Estado, y más aún la forma en la que cayó el peronismo en 1955”.
En sintonía con muchos medios de comunicación pasaron a ser manejados por la Tendencia, en principio en forma legítima. Sucedió que como reacción desde la derecha sindical se hicieron también tomas preventivas, “antes de que vengan los trotskistas” como le decían a los militantes de la juventud peronista. Esto generó muchos problemas para Cámpora, fue el germen de las corrientes en pugna dentro del movimiento.

EL DEVOTAZO

Terminada la asunción, la gente marchó a Villa Devoto. Una marea humana recorrió la distancia entre la Plaza de Mayo y el penal de Villa Devoto (la U-2) con una exigencia perentoria: “Primera ley vigente: libertad a los combatientes”, en referencia a los presos políticos de la dictadura depuesta por la fuerza de las urnas. “Se calcula que hubo 50 mil compañeros” recuerda Ponti. Este “Devotazo” de la tarde noche del 25 le trajo un problema político a Cámpora: una ley de amnistía como estaba previsto demoraría un tiempo considerable, mientras que las masas exigían la liberación inmediata para cumplir al pie de la letra aquella máxima que decía “ni un solo día de gobierno popular con presos políticos”. “Fue una situación tensa, en un momento hubo represión, un par de muertos y heridos”, cuenta Ponti. Finalmente cerca de la medianoche el secretario general del justicialismo Juan Manuel Abal Medina, acompañado de un grupo de diputados de la juventud peronista ordenó al jefe de la U2 que liberara a un primer grupo de presos políticos. La liberación continuó el 26 en diferentes cárceles del país. De la U7 de Resistencia salieron 7. El total de “combatientes” indultados fue de 371 detenidos. “En el tumulto, se colaron detenidos que nada tenían que ver con la Tendencia- comenta Ponti- uno de ellos fue el mercenario François Chiappe, de la “OAS” (Organisation de L’armee secréte, integrada por militares del Ejército Francés que se rebelaron a la retirada de Argelia, donde se dedicaron a desaparecer y torturar militantes del Frente Argelino de Liberación y planearon desde la clandestinidad el asesinato de Charles De Gaulle). También hubo un par de presos comunes que aprovecharon la oportunidad. Sobre estos últimos Ponti reflexiona que “No habrán sido combatientes, pero seguro eran peronistas”.

LA REACCIÓN

A Cámpora el acercamiento con la juventud le costó caro, y desde el primer minuto las fuerzas de la derecha peronista comenzaron a complotar en su contra. “Sabíamos que iba a ser un gobierno transitorio, y que Perón inevitablemente iba a ser el presidente, pero no de manera tan abrupta. En toda la presidencia de Cámpora Perón no fue nunca a la Casa Rosada, y lo recibe en contadas ocasiones, incluso organizó reuniones de gabinete en Gaspar Campos, sin invitarlo”.
Fue una primavera: una época intensa y breve. Duró exactamente 49 días, desde el 25 de mayo hasta el 13 de julio, cuando un Cámpora acorralado por el ala reaccionaria del movimiento y abandonado por Perón presentó su renuncia.
“En ese 25 de mayo del 73 aquella consigna de “se van se van y nunca volverán” destinada a los militares que la juventud pintó en los muros y sobre los tanques de guerra del Ejército no contemplaba que ese proceso iniciado el 11 de marzo de 1973 se iba a frustrar, y que en 1976 los militares volverían por todo, no sólo por nuestros recursos económicos y naturales sino también por nuestra vida” afirmó Ponti.







domingo, 7 de noviembre de 2010

CÁMPORA AL GOBIERNO… PERÓN AL PODER








La campaña de 1973: la juventud movilizada gana la calle para votar un proyecto de liberación nacional. La frágil unidad en la acción de los grupos peronistas. El acto del 1 de febrero y la victoria electoral del 11 de marzo.




Compilación y textos: Marcos Salomón y Gonzalo Torres. Dibujo: Juan Britos.


El año 1973 es uno de los más complejos e intensos de nuestra convulsionada historia. De un lado, la dictadura Lanussista se retiraba de la escena política para esperar en los cuarteles otra oportunidad, del otro, las masas peronistas encaraban el regreso del justicialismo al gobierno, de la mano de la juventud y Héctor Cámpora, con la omnipresente bendición de Juan Domingo Perón. La campaña electoral de ese año tuvo dos momentos sobresalientes: la victoria electoral del 11 de marzo y la asunción del 25 de mayo (que será abordada en la próxima entrega).

FREJULI: “LIBERACIÓN O DEPENDENCIA”

Después del retorno de Perón el 17 de noviembre de 1972 el proyecto de Lanusse de construir un liderazgo a través del Gran Acuerdo Nacional fracasó, jaqueado por la movilización popular, la movilización juvenil y el accionar de la guerrilla. Todo esto obligó al gobierno militar a dar una salida electoral. Fue una salida condicionada dado que una de las condiciones que puso fue la ley de residencia, por la que Perón no podía ser candidato. Perón retomó la iniciativa política con la Hora del Pueblo, y finalmente con la herramienta estratégica con la cual enfrentó la nueva proscripción de cara al acto electoral del 11: el FREJULI, Frente Justicialista de Liberación, con la fórmula Héctor Cámpora – Vicente Solano Lima a la cabeza y una consigna simple y poderosa a la vez: “Cámpora al gobierno, Perón al poder”.
El programa del Frejuli también tenía una consigna: “Liberación o dependencia”. Ponti recuerda: “El concepto surge de una carta de Perón donde define que lo primero era liberarnos del usurpador del poder: “la camarilla militar”, (Perón se cuidó mucho de criticar a la totalidad de las Fuerzas Armadas), y en segundo lugar de los grupos económicos. Esos conceptos de liberación o dependencia y Cámpora al gobierno Perón al Poder fueron las consignas más cantadas de una campaña con un profundo contenido ideológico”.La propuesta del Frejuli recogía las banderas históricas del peronismo y las resoluciones del congreso de de la CGT en Huerta Grande, Córdoba en 1962. Puesto a enumerar Ponti hace un breve repaso: “la nacionalización del comercio exterior, retomar el perfil de desarrollo industrial autónomo, la anulación de las leyes represivas y de todo el marco teórico que las sostenía desde el 55 a la fecha, y fundamentalmente la libertad de los presos políticos, a la cual tanto Perón como Cámpora la asumen públicamente como parte del programa. El reflejo fue el “Devotazo”, la liberación de todos los presos políticos el 25 de mayo de 1973, el día de la asunción de Cámpora como presidente.

EL TÍO: CÁMPORA

“Cámpora fue un mito para la juventud argentina porque para nosotros estaba asociado a Perón. Por eso le decíamos el Tío. Hablar de Cámpora era hablar de lealtad al líder. Había una identificación total” describe.
Ese sentimiento tuvo su correlato en Cámpora, que a medida que pasaban los actos de campaña fue construyendo una relación con la juventud. Ponti ejemplifica el fenómeno con una anécdota: “Hay una frase de Cámpora que fue famosa: en el primer acto de unidad de la juventud peronista que se hace en la Federación de Box los muchachos cantaban “Fap Far y Montoneros son nuestros compañeros”, y el Tío les respondió “vuestros compañeros son mis compañeros”.
Pero Ponti aclara que “Cámpora no fue un hombre de los Montoneros, fue un hombre leal a Perón durante toda su vida, supo interpretar la estrategia de Perón y la cumplió al pie de la letra: entendió que el sujeto social que protagonizaba no solo el retorno de Perón sino la salida electoral era la juventud, y la respaldó. Eso le generó el rechazo del sector sindical.”

LOS SOBRINOS: LA JOTAPÉ

El regreso de Perón y la campaña electoral tuvieron como protagonistas a los jóvenes organizados y movilizados: ya a fines de 72 se crea la Cuarta Rama y la juventud peronista comienza a unificarse. “Eso tiene un correlato, primero en el acto en la Federación de Box, donde van todos los sectores de la juventud y posteriormente en el acto en Nueva Chicago donde concurren 20 mil jóvenes y cierra Cámpora, que ya era delegado de Perón, a fines de 72”.
Para la juventud fueron momentos intensos. La cercanía con Perón a fines de 1972, con el barrio Gaspar Campos convertido en el epicentro de la juventud peronista durante un mes. Por otro lado votar por primera vez. La situación generó un debate interno: “Nos costó muchísimo interpretar esa salida electoral. En 20 días había que cambiar toda una mentalidad. Parecía una utopía…” relató. Además, Ponti reconoce que los jóvenes de su generación emergían a la política con profundas críticas no solo a la burocracia sindical sino también a la burocracia política. La campaña del 73 fue la última sin medios de comunicación masivos: la política se hacía en la calle. “Todos estaban pendientes de nosotros. El dirigente histórico estaba mimetizado en la juventud. El partido era una cosa hueca”.

LA UNIDAD EN LA ACCIÓN

En el Chaco toda esa realidad política nacional se expresa en la unidad de los distintos grupos. El alma máter de esa unidad fue el delegado de la regional cuarta Guillermo Amarilla, desaparecido el 17 de octubre de 1979 en Buenos Aires. Para lograr la unidad se conformó la mesa coordinadora de la Juventud Peronista, los integrantes más importantes del espacio eran : Víctor Sánchez, del CdO (Comando de Organización) , el “paraguayo Santander”, y Gustavo Martínez (padre) de la Juventud Peronista del Encuadramiento, ( “les decíamos “los demetrios” -cuenta Ponti- porque el dirigente nacional de ese sector se llamaba Demetrio, (fue desaparecido por la Triple A)” Héctor Vaschman y Guillermo Oria por la Juventud Peronista, y Julio Rito Quintana de la Juventud Justicialista (la herramienta juvenil que dependía del Toto Torresagasti).
La coordinadora funcionaba en el último piso (el tercero, casi un altillo) de la antigua sede del peronismo local, en la esquina de Vedia y Tucumán, (hoy Vedia y Perón).

VICTOR SANCHEZ, ENCAÑONADO

“Había unidad pero era conflictiva, fundamentalmente con el Comando de Organizaciones”. A veces pasaban cosas absurdas. “Me acuerdo una reunión en la que Víctor Sánchez estaba hablando mal de del padre Dri, creo que lo estaba confundiendo al cura Dri con Jaime Dri, decía que no era peronista, que era marxsita que esto y aquello… Guillermo, trataba de calmarlo, le decía que el objetivo era la unidad, garantizar el triunfo del 73, abandonar los conflictos internos, los matices ideológicos, por ahí iba la cosa, tranquilizar a Víctor que estaba muy exaltado…”. Pero Coco Zarich, de la Juventud Justicialista y cuñado de Sánchez decidió cortar por lo sano: sacó una pistola y se la puso en la cabeza al jefe del CdO, advirtiéndole que “no iba a permitir que hablé mal del padre Dri”. Ponti explica: “el Coco venía del cristianismo de base, de un movimiento llamado Legión de María, con mucha fe religiosa, lo veo siempre, vive en Barranqueras… y bueno…no toleró desde su fe religiosa que Víctor lo ataque tanto al padre Dri”. Guillermo Amarilla y todos los presentes consiguieron calmar los ánimos y la cosa no pasó a mayores. “Se producían ese tipo de conflictos, se peleaba por los colectivos, por el material gráfico… pero se trataba de sacar todos los debates ideológicos, para lograr lo que llamábamos “unidad en la acción”: el eje era Cámpora presidente”. De todas maneras, la olla a presión en la que se había convertido el peronismo del 73 determinó el pedido por parte de los militantes de una custodia policial en la entrada de la sede del partido para palpar de armas a los “compañeros”.

1/2/ 73 – ACTO DEL FREJULI EN RESISTENCIA (*)

El hecho más trascendente en el Chaco del proceso eleccionario de 1973 fue el acto del Frejuli el 1° de febrero en la esquina de Vedia y Tucumán (hoy Perón), con la presencia de Cámpora, Vicente Solano Lima, y Juan Manuel Abal Medina (secretario general del Justicialismo) y otros representantes de la plana mayor del peronismo nacional. Por supuesto, también estuvieron los integrantes de la formula del Frejuli en Chaco: Bittel- Torresagasti. “El acto fue multitudinario, totalmente hegemonizado por la Juventud Peronista, con sus banderas, sus consignas, cualquier dirigente sindical diría que fue un acto Montonero, la capacidad de movimiento la tenía la JP” rememora Ponti , que fue el encargado de coordinar el ingreso al palco de oradores.
Jaime Dri, diputado provincial por la juventud, fue uno de los oradores de esa noche: “Esta salida electoral la dieron acorralados por las directivas del general Perón y la actitud decidida del pueblo. El camino es liberación o muerte, con Perón y el pueblo construiremos el socialismo nacional”.
Ponti tiene un recuerdo personal de aquella histórica noche: “Nunca me gustó Bittel, porque lo asociaba al peronismo sin Perón, él lo percibía y yo lo manifestaba: lo hice subir último al palco de oradores”. En ese momento, con el pueblo venido de todos los barrios de Resistencia, y de cada rincón del Chaco, y con la juventud encargada de la seguridad y la organización del acto “uno se sentía más fuerte. Controlaba la calle. Era un placer para mí, a pesar de que sea el candidato a gobernador, hacerlo subir último, Ferdinando Pedrini me puteaba, me decía que lo deje pasar. El locutor anunciaba los que subían, yo le decía esperá, esperá…” Como sea, el desaire a Bittel tendría graves implicancias en el futuro político de Ponti. (* : Fuente: Archivo Histórico Provincial Monseñor José Alumni).

LA VICTORIA DEL FREJULI

El 11 de marzo de 1973 para la gran mayoría fue su primera votación. La elección anterior había sido la de Arturo Illia de la Unión Radical del Pueblo, 10 años antes, el 7 de julio de 1963. “Me parece que voté en la escuela Normal. Estábamos seguros del triunfo, queríamos ganar en primera vuelta” precisó Ponti. El Frejuli ganó con el 49.5 % de los votos, seguido por el radical Ricardo Balbín, con el 21.3 %. Por unos pocos centésimos no alcanzó el 50 % de los votos, lo cual indicaba que se debía celebrar un ballotage. No fue necesario porque la Unión Cívica Radical declinó la posibilidad, ante lo contundente del apoyo electoral de las masas peronistas al Tío Cámpora.
Ponti describió la sensación de los jóvenes de aquellos años que se asumieron sujetos políticos de la historia con mayúsculas: “Fue una experiencia nueva. Traumática, habíamos irrumpido a la vida política de otra manera. Por la fuerza, por la presión, esto después iba a tener implicancias. El proceso de democracia fue corto: teníamos mucha alegría”.

GUILLERMO AMARILLA, PRESENTE.

Aníbal Ponti recuerda a su amigo y compañero de militancia: “Lo conocí en enero del 69 durante el curso de ingreso, el primer día de clases. Estaba repartiendo volantes del Integralismo. Desde ese verano del 69 mi vida militante estuvo totalmente ligada a Guillermo: la universidad en el integralismo, la JP, las juventudes políticas, y por último Montoneros. Era tranquilo, con mucha capacidad de análisis, virtuoso en las relaciones políticas. Siempre nos juntábamos en dos bares, el belén, que era un billar, en Ameghino y Obligado, o Frondizi, estaba las 24 hs. o en su casa. Era muy tranquilo, demasiado, tranquilo. Había cultivado el arte que requiere la política… pero era muy firme en sus posiciones políticas. El desarrollo y el accionar político le fueron asignando funciones; en la militancia universitaria atendió la relación la Federación de Agrupaciones Integralistas del Nordeste, y nos representó en la Unión Nacional de Estudiantes, que era la expresión del peronismo universitario. Cuando Perón estructuró la juventud peronista en la Cuarta Rama, fue su delegado representando a la Regional Cuarta, que comprendía Chaco y el Nea. Me quedaron construcciones profundas, recuerdos imborrables. Cómo olvidar las reuniones de la federación, todos los domingos, uno en Corrientes, otro en Resistencia, cómo olvidar la barcaza en la cual cruzábamos el Paraná. Las reuniones nacionales de la JP, etc. No lo vi más desde mediados del 74, mi situación de seguridad no daba para más, antes de irme de Resistencia me fui a saludarlo para despedirme, quizás en ese momento ni el ni yo podíamos preveer el desenlace”.
Guillermo Amarilla fue secuestrado junto con su compañera Marcela Molfino en Buenos Aires el 17 de octubre de 1979. Ambos habían regresado al país con la contraofensiva montonera. Martín Amarilla Molfino, el cuarto hijo de la pareja nació en cautiverio en 1980, fue apropiado por un oficial de inteligencia del Ejército y recuperó su identidad en 2009.

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