domingo, 5 de diciembre de 2010

Gabinetes paralelos

La confirmación del gabinete de Bittel guardaba cierta semejanza con el de Cámpora: por un lado el CdO (la derecha) y por el otro Montoneros (izquierda). Recuerdos de una gestión convulsionada que incluyó represión a manifestantes aborígenes.

Compilación y textos: Marcos Salomón y Gonzalo Torres.

1ª parte

Mientras en Madrid se producían los movimientos de Juan Domingo Perón en su tarea de conductor, en Chaco la fórmula Bittel-Torresagastti había triunfado en 1973 con mayoría absoluta y la conformación del gabinete respondía a cierta lógica del armado de la gestión de Cámpora.
Y en ambos casos, la Juventud, representada por Montoneros, equivocó el análisis político sobre la importancia y el peso de contar con dirigentes en puestos clave de gobierno.
“No tomamos conciencia en ese momento de la composición ideológica política de ese gabinete”, rememora Aníbal Ponti, que recuerda al saenzpeñense Florencia Tenev, como ministro de Gobierno. A su amparo se formó la “maldita policía” chaqueña, con su máximo exponente en la Brigada de Investigaciones, motivando más de 30 años después el juicio por crímenes de lesa humanidad conocido como Causa Caballero.
En el Ministerio de Bienestar Social estaba Penci Morante, conocido médico de Avia Terai. Los dos hombres del interior fueron, posteriormente, el sostén político del denominado Comando de Organización (CdO), del ala derecha del peronista.
El CdO tuvo activa participación en la estructura burocrática del gabinete, con Víctor Sánchez (ultimado por Montoneros en la ruta Nicolás Avellaneda) en la privada de Morante.
En Turismo fue nombrado el Negro Pacce, Caqui Codina fue al Ministerio de Gobierno y Juan Carlos Gómez en la Secretaría Privada.
Del otro lado del mostrador, la ‘Orga’, Montoneros, con una representación menor y en número y rangos ministeriales: “A nosotros nos tocó la Subsecretaría de Promoción a la Comunidad, que era una súper estructura de la que dependía Salud, Vivienda, Desarrollo Social, Turismo (que terminó en manos del CdO) y Aborigen (que originó un duro enfrentamiento), y otras ocho direcciones”, precisó Ponti.
“Manejábamos Vivienda y Familia, pero respetando la carrera administrativa de los que ya estaban en el cargo, como por ejemplo el arquitecto Gutiérrez, que venía de la Democracia Cristiana, o la señora Guasti, que era radical, y fue uno de los problemas con Bittel”, añadió.
“Cheche” Gómez Lestani fue Subsecretario de Salud: “No integraba la Tendencia (Montoneros), pero era cercano”. En Economía estaba Juan Carlos Benítez, considerado un buen técnico y un neutral en la disputa política Montoneros-CdO.
“Desde el primer día convivimos en un mismo espacio físico con los CdO, nos dividía una pared, y debían pasar por nuestras oficinas para ingresar a la del ministro”, recordó con gracia.

CAMPORISTAS

“Nuestra política (la de Montoneros) era de total apoyo al gobierno popular de Cámpora, y pusimos al conjunto de la militancia en esa tarea, principalmente en los operativos de reconstrucción que eran tareas de trabajo voluntario ligados a la vivienda y a todo lo que hoy se llama asistencia social y en el control de precios de las mercaderías, de venta al público”, indicó Ponti.
En ese contexto, el gobierno de Cámpora había lanzado dos programas: “Uno fue desvirtuado, el plan de vivienda que hoy se conoce como FONAVI (Fondo Nacional de Vivienda), que se creaba con aportes de trabajadores y empleadores y se destinaba únicamente a trabajadores en relación de dependencia. El otro era el programa integrado de salud”.

CONFLICTO CON BITTEL: REPRESIÓN DEL CdO

“El primer conflicto con Bittel lo tuvimos en torno de la Dirección Aborigen, a los 40 días de asumido el poder. Nosotros considerábamos no cambiar directores que eran personal de carrera, a excepción que, por pedido de Bittel, se lo puso a Pacce en Turismo y entramos en conflicto con respecto al director de Dirección Aborigen”, señaló Ponti.
“Nosotros creíamos que debía estar en manos de la Federación que reunía a las tres etnias, producto del trabajo de la hermana Guillermina en la zona de Misión Nueva Pompeya, en El Impenetrable”, explicó.
Hoy es impensable que la conducción de las comunidades aborígenes esté en manos de otra persona que no sea un miembro de los pueblos originarios, electo por las bases en el IDACh.
“Consideramos que esa integración de las comunidades originarias al trabajo y producción debía servir como modelo. Eso nos llevó al primer conflicto con Bittel, que quería ahí a René Sotelo (padre)”, dijo Ponti.
La oposición de Bittel trajo como consecuencia una movilización de la Federación, en la que aproximadamente 3 mil aborígenes partieron de Misión Nueva Pompeya –luego se sumaron otras comunidades- para instalarse frente a la Casa de Gobierno en apoyo a la designación de un representante de la Federación en la Dirección Aborigen.
“Ese proceso fue largo, hubo represión y en ese escenario irrumpe el Comando de Organización, protagonizando una garroteada a una movilización del Peronismo de Base. Hugo de Schutter y otros militantes fueron golpeados con cadenas”, rememoró, dolido.
Para luego, asegurar tajante: “Bittel había dado la orden de reprimir a los aborígenes”. Ante esta situación, deciden trasladar la movilización y levantar una olla en el Colegio Itatí, “por la buena relación entre algunas monjas del colegio con la JP. Ese proceso termina con la separación de las monjas”, indicó.
En el Itatí se comía y se dormía. “Imaginen el colegio con 1.000 ó 1.500 aborígenes
Con este hecho, se empieza a perfilar en Chaco el accionar de lo que posteriormente fueron los sectores de derecha del peronismo”.
A pesar de la lucha y de la movilización, la Tendencia pierde esa batalla ya que Bittel impone a Sotelo como director Aborigen: “Esto continuó con represión a la comunidad wichí, especialmente la de Nueva Pompeya, y en 1974 y 1975 con la detención de la hermana Guillermina”, graficó.

domingo, 21 de noviembre de 2010

LA CUMBRE DE ABRIL DE 1973

Después de la contundente victoria de marzo, el frente comienza a mostrar fisuras. Realineamientos y giros en el núcleo de poder. La conducción pendular de Perón y su teoría de los anticuerpos: el germen de la tortura en el Chaco.
(Dibujo: El ala derecha del movimiento; José Ignacio Rucci, José López Rega, y Jorge Osinde).



Compilación y textos:
Marcos Salomón y Gonzalo Torres. Dibujo: Juan Britos.

Como ya se dijo, en las próximas entregas se abordará la masacre de Ezeiza. Ahora bien, para entender ese hecho es necesario ponerlo en contexto con todo lo que pasó entre el 11 de marzo y el 25 de mayo del 73. Con ese propósito, Aníbal Ponti desarrolló una apretada síntesis de tres hechos trascendentales ocurridos poco después del rutilante triunfo de marzo del 73.
“Ni los miles de jóvenes que pusieron el cuerpo en el proceso que terminó con el triunfo del 11 de marzo, ni los millones de peronistas que apoyaron y participaron para cerrar el ciclo de 18 años de exilio, ni la conducción nacional de Montoneros - sobre la cual descansaba la relación con Perón- ni el propio Cámpora, imaginaban el giro que buscaba Perón: el cambio de los actores y sujetos políticos preponderantes para el futuro de la Argentina”.
“Aquel personaje exótico, José López Rega, que en el imaginario de todos los visitantes de Puerta de Hierro era conocido como un secretario, casi un bufón, iba a convertirse en uno de los hombres fuertes del nuevo núcleo de poder”.
En relación al accionar guerrillero, Ponti piensa que “después del triunfo del 11 de marzo era ilógico que una dictadura militar pudiera pacificar el país”, sin embargo, a la flamante democracia camporista tampoco le resultaba fácil: “la guerrilla no peronista, el PRT – ERP, protagonizó una serie de hechos militares para condicionar el futuro gobierno de Cámpora”.

EL CONTEXTO POLÍTICO

“Después del triunfo, en la designación del gabinete era lógico que el Ministerio de Trabajo sea para la CGT, “Que lo arregle Miguel y Rucci” le decía Perón a Cámpora”. El Ministerio de Economía fue a la Confederación General Económica, en la persona de José Bel Gelbard. La Confederación General Económica (CGE), agrupó a pequeños y medianos comerciantes, industriales y productores agropecuarios. Desde la jefatura del Ministerio de Economía Bel Gelbard puso en marcha un plan económico orientado promover el crecimiento del mercado interno, con sueldos altos y desarrollo de la producción industrial. El “pacto social” fue firmado por los miembros de la CGT y la CGE el 8 de junio de 1973, con el objetivo de consensuar el rumbo de la economía. Después de mucho tiempo, el poder político, patronal/industrial y sindical acercaban posiciones para lograr la reedición de Estado de Bienestar. “Eso también era lógico. Lo que no era lógico de ninguna manera era la designación de López Rega en el Ministerio de Bienestar Social, al igual que la de Osinde en la Dirección de Deportes y Turismo y en la inteligencia del Estado sobre las FFAA” .
“En esa línea, el suegro de López Rega, Lastiri fue a la cabeza de la cámara de diputados”, desde donde podría alcanzar la prescindencia interina una vez que Cámpora sea desalojado del poder.
De esta manera se iba perfilando el Gabinete. Ni Cámpora ni Abal Medina entendieron las voces de alerta de muchos de los colaboradores de Cámpora informando sobre lo que pasaba en Madrid.

LA POSICIÓN DE MONTONEROS

Mientras tanto, ante el nuevo escenario político en Argentina Montoneros paraliza el accionar militar. El 24 de mayo, para recibir la asunción del presidente Cámpora, la organización da a conocer un documento donde expresa su posición, titulado “Apoyar, defender, controlar”. “Era un apoyo al gobierno popular para garantizar a través de la movilización popular el cumplimiento del programa del FREJULI” explicó Ponti. A continuación los pasajes más importantes de ese documento: “8 años de antipueblo. Concluye uno de los períodos negros de la historia de nuestro país (…) Comienza una nueva etapa en la lucha por la Liberación Nacional y Social de nuestra Patria, producto de las luchas del Pueblo, encabezadas por su expresión mayoritaria: el Movimiento Peronista, conducido por el General Perón cuyas manifestaciones fueron la resistencia, las huelgas y planes de lucha, los cordobazos y demás alzamientos populares, el permanente accionar de sus organizaciones político-militares”. Después de una descripción de cómo mediante la lucha se consiguió la democracia el documento define un programa político:
“Por todo esto nuestras organizaciones resuelven: apoyar al Gobierno encabezado por el compañero en el cumplimiento del Programa de Liberación votado masivamente el 11 de marzo y cuyos primeros actos deben ser:
1)- Liberación, mediante la anmistía y el indulto, de todos los combatientes y presos políticos.
2)- Eliminación de la camarilla militar.
3)- Recuperación de todos los resortes básicos de la economía nacional, actualmente en manos de los monopolios.
4)- Asegurar la plena ocupación para los trabajadores, y salarios que, por lo menos recuperen el valor existente en 1955.
Defender al Gobierno constituido por las luchas populares contra los ataques de los enemigos externos e internos. Controlar el cumplimiento de la voluntad popular ante las posibles defecciones de los traidores.Participar con el conjunto del Movimiento en las tareas de organización y movilización popular, en las fábricas, barrios, escuelas y universidades.Asumir la directiva del General Perón de permanecer en estado de alerta manteniendo y desarrollando las formas organizativas que nos permitan continuar la lucha en todos los terrenos hasta la toma del Poder.Con el conjunto del Movimiento, continuar la formación del Ejército Peronista, único instrumento capaz de lograr la obtención de una Argentina Libre, Justa y Soberana, una Patria Socialista. Libres o muertos, jamás esclavos. Perón o muerte. Viva la Patria”.

ABRIL DEL 73: HECHOS TRASCENDENTES

En relación con este tema, en abril de 1973 se producen tres hechos de envergadura:
1. El 18 el secretario general de la Juventud Peronista Rodolfo Galimberti hace una convocatoria para organizar las milicias populares durante un acto de lanzamiento de la UES.
Sobre el “furcio” del loco Galimba, Ponti es contundente: “La convocatoria pública de Galimberti a las milicias populares para defender el gobierno fue una decisión personal, no una decisión política de Montoneros. Eso también influyó como un elemento desestabilizante, le dio argumentos a la derecha peronista para introducir el concepto de “infiltración”. Tan grave fue la metida de pata que Galimberti fue despromocionado, sancionado y trasladado a Rosario por la organización.
2. El 30 el ERP 22 de Agosto (una fracción del ERP que apoyaba a Cámpora) ejecuta al contralmirante Hermes Quijada, el marino que “intentó explicar” por televisión que la Masacre de Trelew fue el resultado de un enfrentamiento durante un intento de fuga y no un fusilamiento clandestino.
“La postura radical del PRT- ERP desató un clima político desestabilizador. Todavía Cámpora no había asumido el gobierno y las exigencias que se le planteaban eran extremas. Y no interrumpieron nunca el accionar militar, que se centró en las Fuerzas Armadas. En eso sucede lo de Hermes Quijada” recordó Ponti. El contraalmirante Quijada - integraba el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armada - fue atacado cuando viajaba en su automóvil en Buenos Aires, por una fracción del ERP, que si bien apoyaba a Cámpora se mantenía activa militarmente. “El gallego” Víctor Fernández Palmiero, le metió seis disparos a quemarropa, uno en la cabeza, produciéndole la muerte poco después, cuando ingresó al Hospital. Palmiero recibió un disparo por parte del custodio de Quijada. La herida le ocasionó la muerte. “Le falló la posta sanitaria” explicó Ponti. Palmiero era un obrero metalúrgico y de la carne, comenzó su militancia en el Partido Comunista Revolucionario y después pasó al Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).
3. La cumbre convocada por Perón en Puerta de Hierro, una resultante de lo anterior. En ese encuentro el ala derecha del movimiento cuestionó muy duramente a la Tendencia revolucionaria del peronismo en la persona de Galimberti, y por elevación al propio Cámpora.
Después de muchas idas y vueltas, la cumbre se desarrolló a fines de abril del 73, con la participación de Norma Kenendy, Alberto Brito Lima, el teniente coronel Jorge Osinde y otros personajes de la plana mayor de la derecha peronista. Solo faltó el poderoso José Ignacio Rucci, al frente de la CGT. En el otro extremo de la mesa, Rodolfo Galimberti, Juan Manuel Abal Medina, y Héctor Cámpora. Y por supuesto, el infaltable “Lopecito”.
Ponti aclaró que ese escenario perseguía objetivos bien definidos. “La presencia de Norma Kenedy, Brito Lima y Osinde no buscaba otra cosa que cuestionar muy duramente a la Juventud Peronista”. A Juan Manuel Abal Medina se le tiró por la cara la derrota de su candidato Sánchez Sorondo en Capital y la derrota del candidato del Frejuli en Santiago del Estero. Cámpora también fue cuestionado porque no descalificó ni Galimberti ni al ERP. Incluso acompañó al secretario juvenil a un acto de la Juventud en Córdoba “El desarrollo de la reunión se dio con el consentimiento de Perón. Terminó con el alejamiento de Galimberti de la secretaria general de la Juventud” afirmó.
El otro caído en desgracia superó el mal momento. “Abal Medina le presentó la renuncia, pero esta no fue aceptada. Perón ordenó No innovar hasta su retorno. El conflicto político era inevitable” definió Ponti, que relató que la mañana siguiente Perón se reunió con Galimberti y con el Jorge Obeid (futuro gobernador de Santa Fe) en ese momento delegado de la Regional 2.
“Guillermo me contaba que en esa reunión Galimberti le decía que era él un soldado, y Perón, pícaro, le contestaba, “no usted es la reina. Por supuesto, Galimberti desapareció del escenario político”.En el plano político, la Juventud Peronista perdió un lugar que ya nunca recuperaría en el movimiento.

EL PÉNDULO Y LOS ANTICUERPOS

Hasta acá los hechos. “La resultante de todo esto es que Perón echó a Galimberti y a Abal Medina y se volcó sobre los sectores hasta ayer postergados: la derecha peronista”. Cámpora tuvo que salir a aclarar públicamente que Abal Medina continuaba siendo el Secretario General del Movimiento. “Después de esta cumbre, y antes de la asunción de Cámpora al gobierno el 25 de mayo se empieza a teñir la vida política del peronismo. Empiezan a formarse los bloques políticos ideológicos, que después serán determinantes en la frustración del proceso iniciado el 11 de marzo de 73”.
Las consecuencias del cisma en el Chaco fueron concretas: “La unidad de los grupos juveniles empieza a resquebrajarse. En lo estrictamente político esto comienza a perfilarse en el gabinete: Emerge la figura de Florencio Tenev en el ministerio de gobierno, y la de Morante en Bienestar Social Ambos estaban alineados con pensamientos totalitarios, y bajo su gestión, a partir del 74 empieza el proceso de represión y tortura en el Chaco”.
“En el Chaco el CdO (Comando de Organización) se pone bajo la jefatura de Tenev y Bittel. La juventud justicialista con sigue al Toto Torresagasti. A Morante en 1975 Montoneros le voló la casa que se estaba construyendo en la avenida 9 de julio con materiales y fondos de la Dirección de Vivienda”.
Para explicar la trascendencia política de la cumbre de abril del 73 Ponti trae a colación el pensamiento y la praxis política de Juan Domingo Perón: “Perón en su teoría de conducción política manejó conceptos que siempre lo llevaron a lo largo de la historia a la conducción pendular. Las circunstancias lo hacían girar a la izquierda o derecha”. Fueron las circunstancias políticas de los años de exilio las que movieron el péndulo. “Con un peronismo integrado al proyecto de Onganía, el delegado era Paladino, (conocido en la vida militante como el delegado de Onganía ante Perón). Después, el delegado personal fue Cámpora, cuando la juventud argentina irrumpe masivamente en la vida política y toma la bandera del retorno de Perón”.
“Otro concepto que siempre desarrolló Perón fue la “ley de los anticuerpos” el cual se complementaba con lo anterior, la existencia de una derecha y una izquierda se equilibra por su desarrollo contradictorio. El movimiento es amplio”.
“Perón, y los métodos de conducción que históricamente había usado no pudieron contener el proceso de transformación que él mismo había generado en la juventud argentina. Precisamente, este es el factor principal que lo lleva a desatar un proceso trágico, violento. Incluso generó las condiciones políticas para que los mecanismos de poder del verdadero enemigo de la Argentina, el Imperio Norteamericano, pueda producir un hecho como la masacre de Ezeiza que se trasformó en el principio del fin del proceso iniciado el 11 de marzo” acotó.

domingo, 14 de noviembre de 2010

SE VAN, SE VAN… Y NUNCA VOLVERÁN..

La primavera Camporista: los militares a los cuarteles y los presos políticos a la calle. La juventud, expectante y esperanzada. La reacción, agazapada para cooptar el gobierno popular.


Compilación y textos: Marcos Salomón y Gonzalo Torres. Dibujo: Juan Britos.


Con la asunción de Cámpora como presidente de la Argentina el 25 de mayo de 1973 culmina una etapa de la historia política en nuestro país y comienza otra; “la primavera camporista”: “un período de mucha agitación social por el regreso de Perón después de 18 años de exilio y por la recuperación del gobierno, pero fundamentalmente por la posibilidad de vivir en un país con mayores libertades” define Ponti.


EL SOL DEL 25


En Resistencia se hizo un acto en la plaza 25 de Mayo y la toma virtual de la casa de gobierno, pacífica, los militantes la recorrieron de arriba abajo, para muchos era su primera visita al lugar sin militares a la vista. De todas maneras, el epicentro de la jornada fue Buenos Aires: se calcula que más de un millón de personas festejaron el triunfo del Frejuli en Plaza de Mayo. “El discurso de Cámpora fue durísimo” recuerda Ponti.
“Era una situación donde Lanusse no gobernaba, pero el nuevo gobierno no había asumido”. Los manifestantes les hicieron un “piquete” al Secretario de Estado yanqui, William Rogers y al presidente del Uruguay Juan María Bordaberry (prácticamente un títere de las Fuerzas Armadas que había disuelto el parlamento) y no los dejaron participar de la asunción del nuevo gobierno popular. Por otro lado, había presidentes amigos: “Para nosotros la presencia de presidentes de gobiernos latinoamericanos como Salvador Allende, de Chile, y Omar Torrijos , de Panamá, o el presidente de la Cuba de Fidel, Osvaldo Dorticós, resaltaba ese escenario de patria grande con el que habíamos soñado”.
Como parte del programa de actividades estaba previsto un desfile militar con toda la pompa castrense, pero la muchachada se divirtió pintando con aerosol consignas como “Viva Perón y la patria socialista”, “vengaremos a los héroes de Trelew”, o simplemente “MONTONEROS” sobre los tanques de guerra y algún que otro uniforme.
Ponti recuerda que la situación suscitó la queja del dictador saliente: “El General Lanusse le pidió a Esteban Righi (futuro ministro de Interior) que reprima. Él le contestó que no podía hacer nada, porque no era ministro en funciones todavía, y que era él que se tenía que ocupar de la situación”. La cuestión se saldó cuando la juventud se hizo cargo de la seguridad: “Asumió un rol importantísimo en contener que la situación no pase a mayores”. Por los parlantes callejeros, con todo el consejo de la Juventud Peronista presente en el balcón, de la Casa Rosada, Dante Gullo le pidió al Ejército que retire las armas, y después se dirigió a la multitud: para tranquilizar los ánimos y pedirle que acordone la Casa Rosada. “Uno de los integrantes del consejo en ese balcón del 25 era Guillermo Amarilla”.

REVOLUCIÓN CULTURAL

“La primavera Camporista fue una etapa de apertura cultural”. Quedaban atrás siete años de una dictadura que había censurado el voto, pero no sólo eso, también los libros, el cine y la música. Un conocido intelectual como Rodolfo Puigróss fue nombrado interventor de la Universidad de Buenos Aires. Muchos intelectuales y escritores, actores y artistas asumieron como identidad política la tendencia revolucionaria. “La dictadura había cercenado la posibilidad de expresión de una manera muy violenta. Lo que había era una cultura totalitaria: la censura y el autoritarismo eran la norma”.
Ponti recuerda el caso del comisario Luis Margaride, nombrado por la dictadura de Onganía jefe de la División de Seguridad Personal de la Policía Federal, organizaba razzias en albergues transitorios de Buenos Aires a la caza de “adúltero”s en el marco de una santurrona “campaña de moralidad” en la que gran cantidad de parejas fueron detenidas por no estar casadas o ser sorprendido algún conyuge in fraganti. “Cuenta la leyenda que en uno de esos “operativos” Margaride encontró a su señora con otro” recuerda Ponti, sin poder evitar una sonrisa. Lo cierto es que años después, Margaride sería reciclado por Perón como Superintendente de Seguridad de la Policía Federal, la policía política… ( pero eso es materia de próximas entregas de la serie).
“Si uno tenía el pelo largo la federal te rapaba. Eran unos fachos totales. Todo eso se resquebraja con la primavera camporista”.

GOBIERNO Y PODER

Aquellos años fueron muy importantes para la juventud –enrolada en Montoneros, que para esa fecha se había transformado en una verdadera organización de masas.
“Teóricamente el 25 % de los cargos debía ser para la juventud, pero no se peleó por ese porcentaje. Fueron pocos los hombres de la tendencia que ocuparon cargos nacionales. Con esto quiero desmitificar un poco ese concepto que dice que el gabinete de Cámpora fue un gabinete montonero. En realidad el gabinete de Cámpora fue en parte armado por Perón y en parte armado por Cámpora. La juventud quedó excluida del gobierno a excepción de Dante Gullo que ocupó la secretaría de la Juventud”.
“Es cierto que ese proceso histórico hizo que 5 gobernaciones quedaran en manos de hombres cercanos como Oscar Bidegain en Buenos Aires, Ricardo Obregón Cano en Córdoba, Martínez Baca en Mendoza, Jorge Cepernic en Santa Cruz y Elías Adre en San Luis, pero por un lado esa situación se nivelaba con la mayoría de las vicegobernaciones en manos de hombres del sindicalismo. Posteriormente varios de esos gobernadores pasarían al consejo superior de la “orga”.
“En la Cámara de Diputados de la Nación, donde la juventud accedió a diez bancas; una de ellos fue del chaqueño Juan Manuel “Carancho” Ramírez, en tanto que en la legislatura de la provincia fueron elegidos Jaime Dri y Héctor Bashman, ambos de la juventud peronista”.
Ocurre que teníamos claro que con la victoria electoral no alcanzaba para tomar el poder real. No confundíamos el poder institucional con el poder real. Quizás eso fue lo que nos llevó a no pelear ese 25%, no entender que en una democracia el poder institucional en una democracia sirve. Precisamente por eso tanto Montoneros como Far anuncian que no abandonan las armas, pero a diferencia del ERP desde la Tendencia no se operó militarmente. Sigue Ponti: “sí teníamos claro que había que defender totalmente el gobierno popular, porque en nuestra cabeza estaba presente el ciclo histórico de triunfos democráticos y golpes de Estado, y más aún la forma en la que cayó el peronismo en 1955”.
En sintonía con muchos medios de comunicación pasaron a ser manejados por la Tendencia, en principio en forma legítima. Sucedió que como reacción desde la derecha sindical se hicieron también tomas preventivas, “antes de que vengan los trotskistas” como le decían a los militantes de la juventud peronista. Esto generó muchos problemas para Cámpora, fue el germen de las corrientes en pugna dentro del movimiento.

EL DEVOTAZO

Terminada la asunción, la gente marchó a Villa Devoto. Una marea humana recorrió la distancia entre la Plaza de Mayo y el penal de Villa Devoto (la U-2) con una exigencia perentoria: “Primera ley vigente: libertad a los combatientes”, en referencia a los presos políticos de la dictadura depuesta por la fuerza de las urnas. “Se calcula que hubo 50 mil compañeros” recuerda Ponti. Este “Devotazo” de la tarde noche del 25 le trajo un problema político a Cámpora: una ley de amnistía como estaba previsto demoraría un tiempo considerable, mientras que las masas exigían la liberación inmediata para cumplir al pie de la letra aquella máxima que decía “ni un solo día de gobierno popular con presos políticos”. “Fue una situación tensa, en un momento hubo represión, un par de muertos y heridos”, cuenta Ponti. Finalmente cerca de la medianoche el secretario general del justicialismo Juan Manuel Abal Medina, acompañado de un grupo de diputados de la juventud peronista ordenó al jefe de la U2 que liberara a un primer grupo de presos políticos. La liberación continuó el 26 en diferentes cárceles del país. De la U7 de Resistencia salieron 7. El total de “combatientes” indultados fue de 371 detenidos. “En el tumulto, se colaron detenidos que nada tenían que ver con la Tendencia- comenta Ponti- uno de ellos fue el mercenario François Chiappe, de la “OAS” (Organisation de L’armee secréte, integrada por militares del Ejército Francés que se rebelaron a la retirada de Argelia, donde se dedicaron a desaparecer y torturar militantes del Frente Argelino de Liberación y planearon desde la clandestinidad el asesinato de Charles De Gaulle). También hubo un par de presos comunes que aprovecharon la oportunidad. Sobre estos últimos Ponti reflexiona que “No habrán sido combatientes, pero seguro eran peronistas”.

LA REACCIÓN

A Cámpora el acercamiento con la juventud le costó caro, y desde el primer minuto las fuerzas de la derecha peronista comenzaron a complotar en su contra. “Sabíamos que iba a ser un gobierno transitorio, y que Perón inevitablemente iba a ser el presidente, pero no de manera tan abrupta. En toda la presidencia de Cámpora Perón no fue nunca a la Casa Rosada, y lo recibe en contadas ocasiones, incluso organizó reuniones de gabinete en Gaspar Campos, sin invitarlo”.
Fue una primavera: una época intensa y breve. Duró exactamente 49 días, desde el 25 de mayo hasta el 13 de julio, cuando un Cámpora acorralado por el ala reaccionaria del movimiento y abandonado por Perón presentó su renuncia.
“En ese 25 de mayo del 73 aquella consigna de “se van se van y nunca volverán” destinada a los militares que la juventud pintó en los muros y sobre los tanques de guerra del Ejército no contemplaba que ese proceso iniciado el 11 de marzo de 1973 se iba a frustrar, y que en 1976 los militares volverían por todo, no sólo por nuestros recursos económicos y naturales sino también por nuestra vida” afirmó Ponti.







domingo, 7 de noviembre de 2010

CÁMPORA AL GOBIERNO… PERÓN AL PODER








La campaña de 1973: la juventud movilizada gana la calle para votar un proyecto de liberación nacional. La frágil unidad en la acción de los grupos peronistas. El acto del 1 de febrero y la victoria electoral del 11 de marzo.




Compilación y textos: Marcos Salomón y Gonzalo Torres. Dibujo: Juan Britos.


El año 1973 es uno de los más complejos e intensos de nuestra convulsionada historia. De un lado, la dictadura Lanussista se retiraba de la escena política para esperar en los cuarteles otra oportunidad, del otro, las masas peronistas encaraban el regreso del justicialismo al gobierno, de la mano de la juventud y Héctor Cámpora, con la omnipresente bendición de Juan Domingo Perón. La campaña electoral de ese año tuvo dos momentos sobresalientes: la victoria electoral del 11 de marzo y la asunción del 25 de mayo (que será abordada en la próxima entrega).

FREJULI: “LIBERACIÓN O DEPENDENCIA”

Después del retorno de Perón el 17 de noviembre de 1972 el proyecto de Lanusse de construir un liderazgo a través del Gran Acuerdo Nacional fracasó, jaqueado por la movilización popular, la movilización juvenil y el accionar de la guerrilla. Todo esto obligó al gobierno militar a dar una salida electoral. Fue una salida condicionada dado que una de las condiciones que puso fue la ley de residencia, por la que Perón no podía ser candidato. Perón retomó la iniciativa política con la Hora del Pueblo, y finalmente con la herramienta estratégica con la cual enfrentó la nueva proscripción de cara al acto electoral del 11: el FREJULI, Frente Justicialista de Liberación, con la fórmula Héctor Cámpora – Vicente Solano Lima a la cabeza y una consigna simple y poderosa a la vez: “Cámpora al gobierno, Perón al poder”.
El programa del Frejuli también tenía una consigna: “Liberación o dependencia”. Ponti recuerda: “El concepto surge de una carta de Perón donde define que lo primero era liberarnos del usurpador del poder: “la camarilla militar”, (Perón se cuidó mucho de criticar a la totalidad de las Fuerzas Armadas), y en segundo lugar de los grupos económicos. Esos conceptos de liberación o dependencia y Cámpora al gobierno Perón al Poder fueron las consignas más cantadas de una campaña con un profundo contenido ideológico”.La propuesta del Frejuli recogía las banderas históricas del peronismo y las resoluciones del congreso de de la CGT en Huerta Grande, Córdoba en 1962. Puesto a enumerar Ponti hace un breve repaso: “la nacionalización del comercio exterior, retomar el perfil de desarrollo industrial autónomo, la anulación de las leyes represivas y de todo el marco teórico que las sostenía desde el 55 a la fecha, y fundamentalmente la libertad de los presos políticos, a la cual tanto Perón como Cámpora la asumen públicamente como parte del programa. El reflejo fue el “Devotazo”, la liberación de todos los presos políticos el 25 de mayo de 1973, el día de la asunción de Cámpora como presidente.

EL TÍO: CÁMPORA

“Cámpora fue un mito para la juventud argentina porque para nosotros estaba asociado a Perón. Por eso le decíamos el Tío. Hablar de Cámpora era hablar de lealtad al líder. Había una identificación total” describe.
Ese sentimiento tuvo su correlato en Cámpora, que a medida que pasaban los actos de campaña fue construyendo una relación con la juventud. Ponti ejemplifica el fenómeno con una anécdota: “Hay una frase de Cámpora que fue famosa: en el primer acto de unidad de la juventud peronista que se hace en la Federación de Box los muchachos cantaban “Fap Far y Montoneros son nuestros compañeros”, y el Tío les respondió “vuestros compañeros son mis compañeros”.
Pero Ponti aclara que “Cámpora no fue un hombre de los Montoneros, fue un hombre leal a Perón durante toda su vida, supo interpretar la estrategia de Perón y la cumplió al pie de la letra: entendió que el sujeto social que protagonizaba no solo el retorno de Perón sino la salida electoral era la juventud, y la respaldó. Eso le generó el rechazo del sector sindical.”

LOS SOBRINOS: LA JOTAPÉ

El regreso de Perón y la campaña electoral tuvieron como protagonistas a los jóvenes organizados y movilizados: ya a fines de 72 se crea la Cuarta Rama y la juventud peronista comienza a unificarse. “Eso tiene un correlato, primero en el acto en la Federación de Box, donde van todos los sectores de la juventud y posteriormente en el acto en Nueva Chicago donde concurren 20 mil jóvenes y cierra Cámpora, que ya era delegado de Perón, a fines de 72”.
Para la juventud fueron momentos intensos. La cercanía con Perón a fines de 1972, con el barrio Gaspar Campos convertido en el epicentro de la juventud peronista durante un mes. Por otro lado votar por primera vez. La situación generó un debate interno: “Nos costó muchísimo interpretar esa salida electoral. En 20 días había que cambiar toda una mentalidad. Parecía una utopía…” relató. Además, Ponti reconoce que los jóvenes de su generación emergían a la política con profundas críticas no solo a la burocracia sindical sino también a la burocracia política. La campaña del 73 fue la última sin medios de comunicación masivos: la política se hacía en la calle. “Todos estaban pendientes de nosotros. El dirigente histórico estaba mimetizado en la juventud. El partido era una cosa hueca”.

LA UNIDAD EN LA ACCIÓN

En el Chaco toda esa realidad política nacional se expresa en la unidad de los distintos grupos. El alma máter de esa unidad fue el delegado de la regional cuarta Guillermo Amarilla, desaparecido el 17 de octubre de 1979 en Buenos Aires. Para lograr la unidad se conformó la mesa coordinadora de la Juventud Peronista, los integrantes más importantes del espacio eran : Víctor Sánchez, del CdO (Comando de Organización) , el “paraguayo Santander”, y Gustavo Martínez (padre) de la Juventud Peronista del Encuadramiento, ( “les decíamos “los demetrios” -cuenta Ponti- porque el dirigente nacional de ese sector se llamaba Demetrio, (fue desaparecido por la Triple A)” Héctor Vaschman y Guillermo Oria por la Juventud Peronista, y Julio Rito Quintana de la Juventud Justicialista (la herramienta juvenil que dependía del Toto Torresagasti).
La coordinadora funcionaba en el último piso (el tercero, casi un altillo) de la antigua sede del peronismo local, en la esquina de Vedia y Tucumán, (hoy Vedia y Perón).

VICTOR SANCHEZ, ENCAÑONADO

“Había unidad pero era conflictiva, fundamentalmente con el Comando de Organizaciones”. A veces pasaban cosas absurdas. “Me acuerdo una reunión en la que Víctor Sánchez estaba hablando mal de del padre Dri, creo que lo estaba confundiendo al cura Dri con Jaime Dri, decía que no era peronista, que era marxsita que esto y aquello… Guillermo, trataba de calmarlo, le decía que el objetivo era la unidad, garantizar el triunfo del 73, abandonar los conflictos internos, los matices ideológicos, por ahí iba la cosa, tranquilizar a Víctor que estaba muy exaltado…”. Pero Coco Zarich, de la Juventud Justicialista y cuñado de Sánchez decidió cortar por lo sano: sacó una pistola y se la puso en la cabeza al jefe del CdO, advirtiéndole que “no iba a permitir que hablé mal del padre Dri”. Ponti explica: “el Coco venía del cristianismo de base, de un movimiento llamado Legión de María, con mucha fe religiosa, lo veo siempre, vive en Barranqueras… y bueno…no toleró desde su fe religiosa que Víctor lo ataque tanto al padre Dri”. Guillermo Amarilla y todos los presentes consiguieron calmar los ánimos y la cosa no pasó a mayores. “Se producían ese tipo de conflictos, se peleaba por los colectivos, por el material gráfico… pero se trataba de sacar todos los debates ideológicos, para lograr lo que llamábamos “unidad en la acción”: el eje era Cámpora presidente”. De todas maneras, la olla a presión en la que se había convertido el peronismo del 73 determinó el pedido por parte de los militantes de una custodia policial en la entrada de la sede del partido para palpar de armas a los “compañeros”.

1/2/ 73 – ACTO DEL FREJULI EN RESISTENCIA (*)

El hecho más trascendente en el Chaco del proceso eleccionario de 1973 fue el acto del Frejuli el 1° de febrero en la esquina de Vedia y Tucumán (hoy Perón), con la presencia de Cámpora, Vicente Solano Lima, y Juan Manuel Abal Medina (secretario general del Justicialismo) y otros representantes de la plana mayor del peronismo nacional. Por supuesto, también estuvieron los integrantes de la formula del Frejuli en Chaco: Bittel- Torresagasti. “El acto fue multitudinario, totalmente hegemonizado por la Juventud Peronista, con sus banderas, sus consignas, cualquier dirigente sindical diría que fue un acto Montonero, la capacidad de movimiento la tenía la JP” rememora Ponti , que fue el encargado de coordinar el ingreso al palco de oradores.
Jaime Dri, diputado provincial por la juventud, fue uno de los oradores de esa noche: “Esta salida electoral la dieron acorralados por las directivas del general Perón y la actitud decidida del pueblo. El camino es liberación o muerte, con Perón y el pueblo construiremos el socialismo nacional”.
Ponti tiene un recuerdo personal de aquella histórica noche: “Nunca me gustó Bittel, porque lo asociaba al peronismo sin Perón, él lo percibía y yo lo manifestaba: lo hice subir último al palco de oradores”. En ese momento, con el pueblo venido de todos los barrios de Resistencia, y de cada rincón del Chaco, y con la juventud encargada de la seguridad y la organización del acto “uno se sentía más fuerte. Controlaba la calle. Era un placer para mí, a pesar de que sea el candidato a gobernador, hacerlo subir último, Ferdinando Pedrini me puteaba, me decía que lo deje pasar. El locutor anunciaba los que subían, yo le decía esperá, esperá…” Como sea, el desaire a Bittel tendría graves implicancias en el futuro político de Ponti. (* : Fuente: Archivo Histórico Provincial Monseñor José Alumni).

LA VICTORIA DEL FREJULI

El 11 de marzo de 1973 para la gran mayoría fue su primera votación. La elección anterior había sido la de Arturo Illia de la Unión Radical del Pueblo, 10 años antes, el 7 de julio de 1963. “Me parece que voté en la escuela Normal. Estábamos seguros del triunfo, queríamos ganar en primera vuelta” precisó Ponti. El Frejuli ganó con el 49.5 % de los votos, seguido por el radical Ricardo Balbín, con el 21.3 %. Por unos pocos centésimos no alcanzó el 50 % de los votos, lo cual indicaba que se debía celebrar un ballotage. No fue necesario porque la Unión Cívica Radical declinó la posibilidad, ante lo contundente del apoyo electoral de las masas peronistas al Tío Cámpora.
Ponti describió la sensación de los jóvenes de aquellos años que se asumieron sujetos políticos de la historia con mayúsculas: “Fue una experiencia nueva. Traumática, habíamos irrumpido a la vida política de otra manera. Por la fuerza, por la presión, esto después iba a tener implicancias. El proceso de democracia fue corto: teníamos mucha alegría”.

GUILLERMO AMARILLA, PRESENTE.

Aníbal Ponti recuerda a su amigo y compañero de militancia: “Lo conocí en enero del 69 durante el curso de ingreso, el primer día de clases. Estaba repartiendo volantes del Integralismo. Desde ese verano del 69 mi vida militante estuvo totalmente ligada a Guillermo: la universidad en el integralismo, la JP, las juventudes políticas, y por último Montoneros. Era tranquilo, con mucha capacidad de análisis, virtuoso en las relaciones políticas. Siempre nos juntábamos en dos bares, el belén, que era un billar, en Ameghino y Obligado, o Frondizi, estaba las 24 hs. o en su casa. Era muy tranquilo, demasiado, tranquilo. Había cultivado el arte que requiere la política… pero era muy firme en sus posiciones políticas. El desarrollo y el accionar político le fueron asignando funciones; en la militancia universitaria atendió la relación la Federación de Agrupaciones Integralistas del Nordeste, y nos representó en la Unión Nacional de Estudiantes, que era la expresión del peronismo universitario. Cuando Perón estructuró la juventud peronista en la Cuarta Rama, fue su delegado representando a la Regional Cuarta, que comprendía Chaco y el Nea. Me quedaron construcciones profundas, recuerdos imborrables. Cómo olvidar las reuniones de la federación, todos los domingos, uno en Corrientes, otro en Resistencia, cómo olvidar la barcaza en la cual cruzábamos el Paraná. Las reuniones nacionales de la JP, etc. No lo vi más desde mediados del 74, mi situación de seguridad no daba para más, antes de irme de Resistencia me fui a saludarlo para despedirme, quizás en ese momento ni el ni yo podíamos preveer el desenlace”.
Guillermo Amarilla fue secuestrado junto con su compañera Marcela Molfino en Buenos Aires el 17 de octubre de 1979. Ambos habían regresado al país con la contraofensiva montonera. Martín Amarilla Molfino, el cuarto hijo de la pareja nació en cautiverio en 1980, fue apropiado por un oficial de inteligencia del Ejército y recuperó su identidad en 2009.

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domingo, 31 de octubre de 2010

El comedor universitario: un arsenal de ideas II

Tal vez una de las tomas de propiedad privada más famosas y efectivas de la historia chaqueña. Corría el año 1972. Los estudiantes decidieron tomar el galpón donde almacenaba mercaderías la empresa Terrabusi. Allí quedó asentado el nuevo comedor. Actualmente, funciona el Centro Cultural Nordeste.






Compilación y textos: Marcos Salomón y Gonzalo Torres
/ Dibujo: Alejandro Gallardo

La casona de la avenida Sarmiento 362, donde funcionaba el comedor universitario, ese lugar clave para la discusión política, comenzó a quedar chico para 1971: “Crece la población estudiantil, que pasa a ser de 1.200 ó 1.500 comensales, aproximadamente”, explica Aníbal Ponti.
“Se hacían colas extensas, que llegaban hasta la esquina con calle Güemes, estabas una hora esperando. No había forma de hacerle entender al Rectorado que había que cambiar por un lugar más grande”, recuerda Ponti esos infernales mediodías de verano de la década del 70.
Entonces, casi por casualidad, “una noche íbamos caminando por la calle Antártida Argentina (hoy Arturo Illia), cuando vemos que se había traslado Terrabusi” (que tenía un galpón de mercadería que quedaba en la principal calle céntrica de Resistencia, con todo lo que ello implicaba para el tránsito, ya hace casi 40 años el mismo problema).
“No recuerdo si el cartel decía se vende o se alquila, pero nos interesaba el lugar por el espacio (era un galpón que llegaba hasta la calle Juan B. Justo) y por la ubicación
(Antártida Argentina 355) porque pensábamos políticamente: la Antártida Argentina era el epicentro de la actividad política”, simple y sencillo.
Así, en una caminata nocturna, nació la idea de realizar una de las tomas más fructíferas de la historia. Convertir el viejo galpón en comedor universitario –y con el devenir de los años el Centro Cultural Nordeste de la UNNE-.

EXPEDITIVO

Entonces, sin más dilaciones ni dudas, se reunió la cúpula del Integralismo (movimiento estudiantil identificado con el peronismo, que comandó la vida política universitaria a principios de la década del 70), y “se tomó la decisión de tomar el edificio y trasladar el comedor”.
Durante la asamblea en la que se tomó la decisión estuvieron: Marita Figueredo y Dani Kaenel, por Humanidades; Esteban Cracogna y Ducci Kowalesky, por Ingeniería; Roque Guillio y Juan Carlos Benítez, por Arquitectura; Martín Uberti y Luis Ángel Barco, por la UTN; y Aníbal Ponti y Carlos Alberto Duarte, por Ciencias Económicas.
Con el acuerdo estudiantil sellado, los jóvenes fueron a buscar respaldo entre los cocineros. “Nos reunimos con los muchachos de la cocina y me acuerdo que decidimos realizar el traslado de la avenida Sarmiento a la calle Antártida Argentina un día domingo”.
Durante las asambleas estudiantiles en las que se acordó el traslado, se distribuyeron tareas para la mudanza, ya que buena parte de ella se hizo en forma manual. “La población estudiantil sabía del traslado pero no hacía dónde nos mudábamos”.

LLAVE EN MANO

Para 1972, “nosotros teníamos la llave del comedor, lo abrimos y sacamos las cosas. Al hombro se cargó las meas y sillas; en un camión, mercaderías, ollas y cocinas”, rememoró Ponti.
Como era común ver marchas estudiantiles, “era casi simpáticos vernos desfilar por el centro con las sillas, las mesas, que estábamos mudando de lugar”, acotó.
Sin vigilancia de ni un tipo y por toda protección alambre, alguna cadena y candados, ingresar en el nuevo edificio de Antártida Argentina fue un mero trámite: “Lo abrimos, así de fácil, y nos instalamos. De inmediato se comenzó a cocinar y comer en el nuevo comedor.
“Esa misma noche se hizo una asamblea y se comunicó el hecho. Lo primero que se hizo fue armar la logística, la cocina. El edificio era muy grande y atrás tenía un galpón inmenso y un patio que llegaba a Juan B. Justo; adelante: la administración en dos plantas”, acotó.
“Por supuesto –continuó-, el Rectorado ordenó cortar el suministro, por lo cual nosotros nos encargamos de la proveeduría. Dos meses duró ese conflicto. Comimos en forma precaria, dado que había una reticencia de las autoridades”.
Si bien Ponti señala que no hubo amenaza de desalojo, si recordó algún intento de represión que nunca se consumó.
No tuvieron amenaza de desalojo, hubo intento de represión pero no ingresaron al predio porque “la respuesta estudiantil fue masiva, 1.200 decían los medios en esa época, para nosotros éramos 1.500, resistiendo, en el nuevo comedor”.

EL ARSENAL DE IDEAS

“Ese proceso que sufrió el comedor tuvo correlato con la actividad política, con semejante local y en pleno centro, el comedor universitario se transformó en un centro cultural, que iniciamos durante la toma y duró, creo hasta 1974, que fue la peña de los viernes, en la que actuó, entre otros Lucho Díaz (víctima de la Masacre de Margarita Belén)”, contó Ponti.
Formado y fortalecido el comedor, había que darle forma y vida a un centro cultural para todos los estudiantes. De esa tarea “se encargó un formoseño: ‘Pescado’ Sandoval”.
“El comedor llegó a congregar a 2 mil personas por noche en su momento de mayor apogeo, terminando a las 5 ó 6 de la mañana. Además, las condiciones edilicias, permitían que en forma natural, no planificada, los distintos grupos puedan hacer sus actividades: el que quería hacer una reunión se iba a la mesa de los comensales, el que quería escuchar música tenía un espacio físico donde entraban 600 ó 700 compañeros. El comedor pasó a ser el centro de concentración de las marchas políticas”, destacó ponti.
En ese frenesí surgen conjuntos musicales como “Los Montaraces”, del recordado Lito Aragón (desaparecido): “Todo proceso revolucionario se va expresando en la cultura, en la literatura, en el arte, en la música, en la pintura. Creo que el comedor pasó a jugar ese rol. Ahí lo conocí a Poen Alarcón con su grupo de teatro y se pasaba cine como La Hora de la Hornos, La Batalla de Argelia, se dictaban conferencias…Lo importante es que trascendió la vida universitaria, para gravitar en la cultura y en los grupos de estudiantes secundarios”, precisó.

SOLIDARIDAD CON PRESOS POLÍTICOS

Mientras crecía el comedor universitario, “había una realidad política nueva: ya habían detenidos políticos en la U7, que venían de La Calera, de San Genaro Norte, de la FAP de Buenos Aires, había del ERP; ya había como 60 ó 70 presos políticos”.
Ante esa situación, se creo la Comisión Peronista de Solidaridad con los Presos Políticos (COPESOL), de la que participaban, entre otros, Rubén Esquivel, Chichito Guitar, Monin Martínez (“un bancario que no estuvo en Taco Ralo porque perdió el tren), también estaba el primo de Silvia Robles”, don Carlos Pared, Dorita Pagliaro, otra viaje peronista Irma Yapur, y “aparecían Ferdinando y Adam Pedrini” –el primero de ellos diputado nacional-.
Esta Comisión ayudaba a solventar los gastos de las familias de los presos políticos que estaban en la U7. Como el hotel –que aún hoy existe- El Vía –por San Lorenzo casi Rodríguez Peña-.
“Los familiares iban a las peñas, comían en el comedor. La juventud fue muy solidaria con los presos políticos, y los familiares de los presos pasaban siempre por la peña. Era excepcional que se haga política en la peña, se dio así y así lo organizó el ‘Pescado’ Sandoval, incluso se recaudaban muchos fondos para ayudar”, añadió.

CÓDIGO

Sobre cómo se manejaban las asambleas, Ponti retrata la situación a través de una anécdota: “Hugo Valdonerio, un gran amigo, que en ese entonces militaba en la TUPAC (de izquierda) y después se pasó a la JTP por Telefónicos. Huguito hablaba largo, porque ese era el problema con las asambleas, la longitud de los discursos. Entonces había dos formas de pararlo: o le tirabas miga de pan o pisabas los vasos de plástico”.
Cuando Hugo finalizó su discurso, a fuerza de bolas de miga de pan usadas de proyectil contra su humanidad, Ponti remató: “Bueno compañero, ya que terminó la transmisión de radio pavada, vamos a comenzar a hablar en serio. Todo el mundo se cagaba de risa y en dos o tres minutos resolvíamos lo que había que resolver. Imagínense 200, 300, 400 estudiantes todos juntos…”.
Y reflexiona: “Éramos unos prepotentes, soberbios… yo creo que algo de eso nos queda, y nos lleva a cometer grandes errores políticos, uno de viejo va entendiendo algunas cosas… por eso trato de controlarme y calmarme. Creo que tiene una explicación, es como Hebe (Bonafini, de Madres), vos te abriste el camino a patadas y crees que todo es a las patadas”.
“Era una sociedad que se movía por absolutos, era una sociedad dictatorial, con un entorno institucional de una hipocresía de la gran puta, el dictador era el señor presidente, y ante esa hipocresía vos decías, basta y pateabas la puerta y le decías terminaste papá, ahora mando yo, vos no sos el señor gobernador, vos no sos el señor rector, ¡Vos sos un impostor!”, finalizó la idea.

HOMANJE AL PESCADO SANDOVAL

“Los viernes pasaron a ser un lugar de cita obligada, no sólo para los universitarios sino para los secundarios y para los compañeros de la cultura y el teatro. En ese contexto emerge la figura de alguien al que quiero rendir un homenaje a un compañero que fue la expresión pública de ese hecho: Daniel “Pescado” Sandoval fue la expresión pública de ese hecho de masas que fueron las peñas. Era algo así como el anfitrión; era un tipo alegre y con una capacidad inmensa para sostener las relaciones humanas y políticas”.
señaló Aníbal Ponti, en relación al estudiante que mantuvo viva las peñas universitarias y le dio al comedor ese cariz tipo centro cultural.
El “Pescado” como lo conocía todo el mundo, llegó a Resistencia en 1970, proveniente de Formosa, para ingresar a la facultad de Ciencias Económicas. Su familia era humilde, su padre era un obrero de la construcción. Allí se involucró en el Integralismo. Ponti lo recuerda así: “Era cuentista y mujeriego, rompía las reglas, porque a él se le toleraba cosas que por ahí no se le toleraban a otro” lo caracterizó Ponti.
El Pescado Sandoval supo integrar la diversidad cultural y social del comedor congeniando el rock nacional – que ya era un emergente - con las chacareras, las chamarritas, el chamamé y la samba. Toda esa diversidad cultural era una expresión de la diversidad de los concurrentes: correntinos, formoseños, entrerrianos, misioneros, cada uno con su idiosincrasia.
En esa línea de fraternidad y compañerismo, Ponti resalta uno de los aspectos del comedor donde más se conjugaron la cultura y la política, el encuentro festivo y la solidaridad militante: la cantina de las peñas en el comedor. “El Pescado fue uno de los organizadores de la cantina con la idea de canalizar de ese modo la solidaridad económica de la juventud con los detenidos políticos que ya empezaban a poblar la U7 en 1972”. La cantina tenía un menú bien popular: vino, empanadas y sándwiches de mortadela y queso. La vajilla era por demás sencilla: latas de aceite YPF (cuando todavía era estatal) de un litro y vasos de plástico.
“El Pescado murió hace dos años, de muerte natural, en Formosa, como todo hombre del interior siempre analizó la postergación del norte argentino, esa asimetría entre Buenos Aires y el Norte. Yo viví en varias oportunidades con él”, recordó.
Según Ponti, Sandoval llegó a ser presidente del Banco de Formosa y ministro de Economía del gobierno del ex gobernador formoseño Vicente Joga. Y explica así la simbiosis entre un mandatario que fue Guardia de Hierro (la derecha peronista) y un Montonero (la izquierda peronista): “Jorge le abrió las puertas a todos los ex montos, porque no tenía cuadros políticos ni técnicos que lo acompañaran en su gestión cuando ganó la primera elección”.
Después, lo acompañó a Joga cuando trató de unir a legisladores del norte argentino tras un mismo voto: “(Carlos) Menem lo mató políticamente”, dijo.

domingo, 24 de octubre de 2010

El Comedor, un lugar clave para la política universitaria

Si la Universidad era el catalizador perfecto para el accionar de las juventudes políticas, el comedor universitario era el escenario perfecto para la interacción. Su historia, dividida en dos: la primera, en la sede de avenida Sarmiento; la segunda: por la ex Antártida Argentina.(Séptima entrega de la serie)

Compilación y textos: Marcos Salomón y Gonzalo Torres

El comedor universitario fue un enclave fundamental de la militancia política de la juventud que irrumpía en Resistencia, allá a finales de los años 60 y principios de la década del 70.
“El comedor universitario es algo que queda de lo que fue la política universitaria peronista. Era el lugar donde todos los estudiantes del interior comían a un precio simbólico. El Estado subsidiaba la comida, conjuntamente con las residencias y becas estudiantiles”, recordó Aníbal Ponti.
Ponti ingresó por primera vez al comedor, un caliente mediodía de enero de 1969, cuando funcionaba por avenida Sarmiento 362. “Era una vieja casona, que albergaba en aproximadamente 800, casi mil estudiantes, en su mayoría del interior y de otras provincias: Corrientes, Misiones, Formosa, Santiago del Estero, y Entre Ríos. Salvo condiciones excepcionales, no iban compañeros que residían en Resistencia”, precisó.
En la memoria gustativa de Ponti, “la comida era muy buena” y en su memoria visual, conserva la imagen de mesas para 6 u 8 personas y otras para entre 20 y 30 estudiantes: “Jugó un rol importante en toda la historia política del movimiento estudiantil: era el centro neurálgico de la política universitaria”.
Tanto es así que fue el detonante de los grandes sucesos de mayo del ’69, que evolucionaron al Correntinazo con la muerte de Cabral, continuaron en el Rosariazo y terminaron decantando en el Cordobazo. “Y nuestro comedor tiene dos etapas, antes y después del 69”, precisa (para 1972, y tras una toma estudiantil, se muda a la sede de Antártida Argentina 355 –hoy Centro Cultural Nordeste por Arturo Illia).

MIRADA INTERIOR

Ponti piensa que las movilizaciones en contra del aumento del precio del ticket del comedor, fueron una suerte de “excusa para expresar la disconformidad de la juventud con el gobierno de Onganía. El precio era bajísimo, era simbólico: el ticket de todo el mes valía lo mismo que un paquete Particulares 30”.
“Para las 11.30 llegabas (y terminabas para las 2). El comedor era un lugar de encuentro, donde uno construía amistades y desarrollaba la vida social y era un centro político. Un lugar donde las agrupaciones repartían sus volantes y tenían su cartelera, y en cualquier momento había un orador; se expresaba desde el más tarado al que se le ocurría un aplauso de solidaridad con Biafra hasta alguien con un problema concreto por un examen”, añadió.
Así como cualquier estudiante se podía convertir en improvisado orador, también era reprendido para marcar el límite del hartazgo: “Desde las distintas mesas volaban los bollitos de pan y el orador se detenía. Era natural y no agresivo, una manera de decirle ‘para hermano, lo que decís no nos interesa’”.
“Es así que las visiones políticas que impregnaban a ese conjunto de estudiantes nucleados en el comedor universitario era de tal diversidad que inevitablemente tenía que politizarse. Era raro no opinar políticamente. Uno estaba escuchando todas las campanas, cada asamblea era un debate político, ideológico, de carácter nacional, internacional; cada uno vendía su formula, nosotros vendíamos el peronismo, otros vendían la revolución china, otros la rusa, otros la revolución albanesa, es decir que la política estaba presente de forma permanente y diaria, las sobremesas eran charlas políticas, y en el comedor repercutían los problemas del mundo”, describe Ponti.
Y en ese mundo del comedor universitario politizado, había un claro dominador: el Integralismo: “Metió todos los cocineros, los trabajadores no docentes eran todos de la JP en su gran mayoría”, indicó.
“Lucio Mansilla era uno de ellos, él era el delegado de Villa San Juan. Se fugó al interior de Formosa en el 76, murió de viejo hace unos años”, señaló.

LAS AGRUPACIONES

En tiempos en que la militancia era casi obligada, las asambleas estudiantiles eran masivas, aunque, claro, “había una minoría que se quedaba afuera: ‘vengo a estudiar, en política no me meto’, decían”, rememoró Ponti.
“Hoy camino la ciudad y me encuentro con compañeros de las diversas facultades que no fueron militantes pero que si tienen una nostalgia de su vida como estudiantes, de toda esa efervescencia”, añadió.
Las agrupaciones que se movían en el ‘69 eran el Integralismo: de orientación peronista. Estaban Héctor Vaschman, Jaime Dri, Atilio Velásquez, Héctor Navarro, el Conejo Maíz.
A los que se suman el Movimiento Martín Fierro, el AUN (Agrupación Universitaria Nacional, respondía al Partido Socialista de la Izquierda Nacional del colorado Jorge Abelardo Ramos) y el MOR (Movimiento de Orientación Reformista, brazo universitario del Partido Comunista).
En la Izquierda Nacional se movían los hermanos Pérez, la arquitecta Di Paoli, el ingeniero Pedrito Favarón, Alicia Pasmanter, José Valentín “Aba” Benítez.
Ese proceso de composición política se va transformando a medida que pasan los años. “Ya en el año 72 se incorpora una diversidad de agrupaciones como el TUPAC (Tendencia Universitaria Popular Antiimperialista Combatiente, pro-chinos) ahí estaba el Pulga Soriano, hoy es abogado, el TAR (Tendencia Antiimperialista Revolucionaria, seguían al PRT-ERP) donde militaba una pareja el Tano y Mónica, ahora están desaparecidos, después también el FAUDI ( Federación Argentina Universitaria de Izquierda Guevaritas - pro chinos) que tenía poco desarrollo, el PCR (Partido Comunista Revolucionario) y otros grupos menores, como el GEA (Grupo Estudiantil Antiimperialista) eran dos, por último la juventud radical, que no existía, Franja Morada tenía un solo militante: Mario Filkestein, pero ya en la última etapa. Igualmente, todos construyeron la historia”, dijo.
El Integralismo “era hegemónico en el comedor universitario, por esa razón tenía una incidencia que determinaba cómo era la relación política con Bienestar Estudiantil (el organismo del rectorado de la UNNE del que dependía el comedor)”, precisó.

LOS PRIMOS: MARTÍN FIERRO

Los del movimiento Martín Fierro “eran nuestros primos, porque eran peronistas”, manifestó Ponti. Tenían su epicentro en la Facultad de Arquitectura, posteriormente el surgimiento de la JUP en el 73 se construye sobre la base del Integralismo y la Martín Fierro, y muchos de sus miembros pasarían a Montoneros como es el caso de Mario Catena, actualmente desaparecido.
El Martín Fierro es posterior al Integralismo. “Yo creo que el MF forjó el espíritu de muchos compañeros, como el caso de los hermanos Catena, del gordo Lugo, de los arquitectos Zaffaroni, Vianucci, Foussal, de Amalia Cisneros, del Flaco Birilli, (ex director de Vivienda)”, aseveró.
La diferencia entre ambos grupos: “En el Intregralismo éramos máas plebeyos, hijos de pequeños comerciantes, campesinos, y obreros, y el Martín Fierro era agrupación más de la ciudad de Resistencia. También teníamos un perfil político distinto, ellos estaban más en la búsqueda intelectual, y nosotros éramos más ligados a la idiosincrasia peronista, y fundamentalmente a la acción del peronismo”.



domingo, 17 de octubre de 2010

TU VIDA ERA LA MILITANCIA



Finales de los 60 y comienzos de los 70: la Hora de los Pueblos, la unidad estudiantil, las juventudes Políticas de Chaco, la unión obrero-estudiantil y los grupos revolucionarios.









Compilación y textos: Marcos Salomón y Gonzalo Torres
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Dibujos: Juan Britos y Alejandro Gallardo.


El contexto era el de la dictadura militar autodenominada Revolución Argentina, con el monigote del general Roberto Marcelo Levingston dejando su lugar al verdadero halcón detrás del poder: el general Alejandro Agustín Lanusse. Finalizaba la década del 60, con la experiencia del Cordobazo, e iniciaba la del ’70, cuando la prenda de unidad era reclamar la vuelta a la democracia, con elecciones libres y sin proscripciones.
Eran momentos en que la juventud lideraba la escena política (y armada), en que se hablaba de la unidad obrero-estudiantil y se abrazaba toda causa justa antiimperialista (léase contra EE.UU.).
“En qué coincidíamos, en desatar un proceso que termine con las dictaduras militares y en el regreso a la democracia sin proscripciones. Cuando hablo de uventud, me refiero a la Juventud Radical, a la Federación Juvenil Comunista, a la Juventud Demócrata Cristiana, y a la Juventud del Partido Conservador Popular”, recuerda Aníbal Ponti.
En ese abanico tan grande, “lógicamente había diferencias conceptuales y matices ideológicos, pero esa unidad se forjó en la lucha, en las coordinadoras estudiantiles. Nos uníamos para apoyar todos los procesos de movilización política y social de carácter antidictatorial y encontrábamos formas organizativas”.
En el caso de la Universidad “fue la Coordinadora Estudiantil la que condujo todo el proceso en cualquier universidad, en todo el país. Pero también había profundas diferencias. Había profundos debates, era lógico que la juventud radical, o la federación juvenil comunista no coincidieran con nuestros métodos de lucha, especialmente la lucha armada, pero también había debate sobre otros temas, como el socialismo, sobre su carácter, si debía ser nacional o científico”.

CONTEXTO NACIONAL

El gran movilizador de las masas fue la llamada “Hora del Pueblo”, agrupamiento multipartidario integrado por la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP), el PJ, el Partido Socialista Argentino, el Partido Conservador Popular y el bloquismo sanjuanino.
“Es la respuesta de Perón a una dictadura que estaba acorralada por la movilización popular, el accionar de la guerrilla y las huelgas obreras”, señaló Ponti. “Se establecen dos coincidencias básicas: primero, el pedido de elecciones libres; segundo, sin proscripciones”, añadió.
Ricardo Balbín, por la UCRP, y Jorge Daniel Paladino, delegado personal de Perón, por el PJ, fueron los dirigentes más influyentes de la “Hora del Pueblo”.
“Este proceso de cambio de la política argentina se terminó de consolidar en el retorno definitivo de Perón, cuando se reúne con Balbín, en Gaspar Campos. La Argentina comenzó a discutir la posibilidad de una fórmula Perón Balbín, a la cual la JP y Montoneros no la vio con desagrado”, afirmó. El peronismo siempre fue un movimiento policlasista y siempre tuvo la idea de los frentes nacionales y siempre tuvo un reconocimiento al origen del radicalismo en Alem e Yrigoyen”, justificó.
“No es un hecho intrascendente –continuó- que el peronismo y el radicalismo firmen u documento juntos, eran dos fuerzas populares y nacionales que habían tenido 15 años de distanciamiento, fundamentalmente por el posicionamiento en 1955, que se conoció como Unión Democrática”.
Finalmente, Perón lanzaría el FREJULI y elegiría como compañero de fórmula a Solano Lima, quien venía del conservadurismo popular, pero, en rigor “no era un conservador”, consideró Ponti.
La “Hora del Pueblo” tuvo éxito y dejó de funcionar poco antes de las elecciones del 11 de marzo de 1973. En medio, Lanusse y Arturo Mor Roig, radical designado ministro del Interior, para asegurar elecciones medianamente libres lanzan el Gran Acuerdo Nacional, pero ya no quedaba lugar para la proscripción.

CONTEXTO PROVINCIAL

A la luz de los acontecimientos que se precipitan a partir de la “Hora del Pueblo” y del inminente regreso de Perón al país, en la provincia la militancia están en plena ebullición, con estudiantes y obreros movilizados.
Así, se conforma las Juventudes Políticas de Chaco integrada por la Federación Juvenil Comunista, que tenía como delegados a Juanito Moglia y Tito Tabares; la Democracia Cristiana, con Coqui Donaire; el Partido Socialista: Pocha Nadal y Saúl Acuña.
Sin olvidar a Encuentro Nacional de los Argentinos, con Jorge Gait como delegado, (el ENA también aglutina al Movimiento Renovación y Cambio, con Carlos Guido Leúnda –h- como referente); por la UCR estaba Geijo (de Corzuela) y por la Juventud Peronista Guillermo Amarilla y Aníbal Ponti.
“En el Chaco las juventudes políticas tenían un antecedente de unidad: la universidad, en su gran mayoría nos conocíamos todos de la militancia universitaria y también, de una experiencia de coordinación y de unidad en el proceso que vivió la UNNE entre 1969 1971”, precisó Ponti.
Esas banderas de retorno de la democracia, de elecciones sin proscripciones y de apoyo a las luchas de los trabajadores fue el eje que unió a las juventudes políticas provinciales: “Creo que se construyó en ese momento una unidad trascendente”, definió.
Es más, “muchos de esos compañeros terminan siendo abogados de presos políticos, como el caso de Saúl (Acuña), de Guido Leúnda y de Pocha Nadal; otros, como el caso de Geijo, fue solidario con nosotros en los peores momentos de la historia política de la Juventud Peronista y de Montoneros en el Chaco”, completó la idea.

UNIDAD Y FORMACIÓN

Las Juventudes Políticas de Chaco participaron activamente de la movilización que se daba en Chaco de principios de los años 70, proceso encabezado fundamentalmente por los docentes, la UPCP y Ligas Agrarias.
Justamente, para Ponti “Ligas Agrarias era el gran aglutinador”, de los diferentes grupos políticos juveniles”, desde la JP, pasando por la FEDE (Federación Juvenil Comunista).
A las influencias del contexto nacional, se debe sumar el contexto internacional. Y la formación llegaba de la mano de encuentros juveniles que “nos ayudaron a conocer el mundo; en nuestro caso particular siempre viajó Guillermo Amarilla a los congresos internacionales de las juventudes latinoamericanas o mundiales, algunas se desarrollaron en Chile, otras en la URRS, en Cuba o en Francia”, explicó Ponti.
“Yo ya estaba en Montoneros. El retorno de Perón fue en noviembre de 1972 y las elecciones son en mayo de 1973, en seis meses tenías que hacer una elección nacional, provincial y municpal. Vivías de la mañana a la noche para la política, tu vida era la militancia”.

OBREROS Y ESTUDIANTES

Otro componente ideológico de la lucha de los ‘60 y ‘70 era la unidad
obrero-estudiantil. “En el plano sindical se desató un fenómeno que fue la CGTA (CGT de los Argentinos), totalmente enfrentada al vandorismo, y un caso particular en Córdoba, con una CGT combativa. Y, normalmente, el movimiento estudiantil se organizaba en función de apoyo a las reivindicaciones obrera”.
Por otra parte, “había una gran influencia de lo que fue la revolución del 17 y todo el proceso de construcción del socialismo en Asia, era más de la mitad del mundo. Además, a diferencia de hoy, existía una clase obrera organizada, entonces existía un sujeto capaz de producir del cambio y todo ese concepto político ideológico fue reflejado en una consigna que está en todos los diarios de la época: ‘Obreros y estudiantes, unidos, adelante’”, agregó.
Es decir que “el movimiento tuvo una idea, la democracia y la liberación, y un reconocimiento: el sujeto social del cambio eran los trabajadores. Yo creo que en el Chaco, el principal nucleador de la juventud fue las Ligas Agrarias”.
un paradigma, en ese paradigma, con distintos matices, coincidíamos todos , se trataba de la liberación y la existencia del Imperialismo (EEUU). Entonces, ninguna lucha era aislada, por otro lado el movimiento estudiantil tenía una razón de ser, que era contribuir al proceso de liberación, por eso se hablaba de una universidad abierta al pueblo y de un movimiento estudiantil al servicio del pueblo. En el conjunto, incluidos los radicales, y la democracia cristiana.

“FAR, FAP y MONTONEROS, son nuestros compañeros”


En una coyuntura donde todo era posible, se produjo la unidad y fusión de distintos grupos de jóvenes nucleados en organizaciones políticas, pero también de armas tomar, como el caso de los sectores considerados revolucionarios, por unos; subversivos, para otros. Para la década del 70, se puede hablar de siete grupos armados. De un lado, los considerados de izquierda (*):

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), consideradas peronistas-marxistas. Después, pasarán a integrarse a Montoneros y sus cuadros forman parte de la conducción.


Fuerzas Argentinas de Liberación (FAL)
, de orientación marxistas–leninistas.

Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP): de ascendencia trotskistas-guevaristas.

Guerrilla para la Liberación (GEL): chinoístas nacionalistas.

Y tres más caracterizados como peronistas de izquierda (que terminarán siendo cuatro con la incorporación de las FAR):

Fuerzas Armadas Peronistas (FAP): Agruparon militantes provenientes tanto de derecha nacionalista (Tacuara) como de la izquierda. Fueron el grupo armado más importante hasta 1972. Las diferencias los van a ir fracturando. José Luis Nell, Carlos Alberto Caride, y Miguel Zabala Rodríguez fueron sus cuadros más representativos. A los que Aníbal Ponti suma al imprescindible Envar “Cacho” El Kadre y a Néstor Verdinelli, que “venía de ser discipulo de Jhon William Cook”. Ambos venían de la resistencia peronista y, junto con Caride, de fundar el movimiento de Juventudes Peronistas (MJP). “Son los que hacen el tercer intento de guerrilla rural en Taco Ralo, Tucumán, son detectados y detenidos al poco tiempo”, precisó Ponti. Su correlato chaqueño fue el Peronismo de Base del padre Dry y Daniel SOUILHE.

Descamisados: sus integrantes venían del nacionalismo católico y de la juventud demócrata cristiana. Se insertan al peronismo trabajando en villas y gremios, previo paso por la CGTA. Aparecen públicamente en septiembre de 1970 con una proclama que difunden en un cine de La Tablada mientras se proyectaba parte de La hora de los Hornos, película de Pino Solanas, donde Perón elogiaba a la guerrilla. Algunos de sus jefes: Dardo Cabo, Norberto Habbeger, Horacio Mendizábal (llegó a formar parte de la conducción de Montoneros), Osvaldo Sicardi, Oscar Degregorio y Fernando Saavedra Lamas (nieto del Premio Nobel de la Paz Carlos Saavedra Lamas). Todos perecieron siendo montoneros con quienes se fusionan en 1973. Entre sus acciones, se cuenta el secuestró del millón, al gerente general de la multinacional General Electric. No tiene su correlato chaqueño, porque fue “una experiencia más de Buenos Aires”, contextualizó Ponti.

FAR: Aparecen el 30 de julio de 1970 con “Gabriela” operativo en que cuarenta y tantos de sus miembros toman en 45 minutos la localidad de Garín, adyacente a Buenos Aires, conducidos por su jefe Carlos Olmedo, a lo que Ponti sumó el nombre de Roberto "Negro" Quieto (secuestrado y desaparecido en 1975 cuando era uno de los jefes de Montoneros). Al principio, alistaban lo que quedaba de grupos que se organizaron en torno al Che Guevara y a disidentes del PC, del trotskismo. “Fue una escisión de la Federación Juvenil Comunista”, indicó. Aún sin firmar, organizaron el incendio de trece supermercados MINIMAX, el 26 de junio de 1969 ante la visita al país de Nelson Rockefeller, propietario de la cadena. No había correlato chaqueño, porque “su metodología era la del foquismo”, explicó.

Montoneros: Varios de sus integrantes provenían de Buenos Aires, de las Juventudes Obreras Católicas, como Sabino Navarro, Jorge Rossi, y Carlos Hobert, de las Juventudes Estudiantiles Católicas, como Mario Firmenich y Gustavo Ramus, o independientes de izquierda, como Carlos Maguid, el “pata loca” Juan Belaustegui, o Carlos Capuano Martínez. El único proveniente de Tacuara fue Fernando Abal Medina. Los otros dos focos fundadores fueron Córdoba y Santa Fe, con integrantes procedentes del cristianismo progresista y de la izquierda nacional. La organización tuvo una gran actividad en Chaco, la toma de LT 5 Radio Chaco, por ejemplo, entre una de las tantas acciones directas.

OAP. “Para mí la acción está siempre por sobre la concepción”, enseñaba Perón desde su Conducción política hecha pública en 1971, texto que primaría en el acercamiento de diferentes grupos peronistas. La primera operación en conjunto reunió a FAR y a Montoneros el 26 de julio de 1971 en Tucumán, cuando Martín Grass, Fernando Vaca Narvaja, José Carlos Coronel, Susana Lesgart y Luis Fernández Martínez Novillo dominaron al personal de la comisaría de Villa Mariano Moreno y se llevaron armamento. Los cuatro tres están muertos.
El 29 julio del mismo año, las FAP aportarían lo suyo a FAR y Montoneros con el “ajusticiamiento” del mayor Julio Ricardo Sanmartino, ex jefe de la policía de Córdoba, organizador de grupos paramilitares y director de cárceles. Las Organizaciones Armadas Peronistas fueron una instancia de acercamiento en la que se procesará la creación de la organización político militar Montoneros ocurrida dos años más tarde: FAR, FAP y Montoneros son nuestros compañeros”, era el cántico. Ponti recuerda así la separación: “La FAP sostenía que Perón era un líder, pero que no conducía, y que había que construir desde la clase trabajadora la conducción estratégica. En cambio, para Montoneros, Perón era líder y conductor”. “En este caso, es una experiencia personal, como orador en movilización, acto, etcétera. Siempre reivindicábamos a las tres organizaciones que integraban la OAP”, dijo Ponti.

(*) Fuente: Montoneros, final de cuentas de Juan Gasparini. Disponible en la Biblioteca de la Casa por la Memoria.

domingo, 10 de octubre de 2010

Si Evita viviera, sería Montonera


Se convirtió en una proclama clásica de la juventud. Fue sumamente irritante para el ala derecha del peronismo. Proclamas y modelos políticos de una generación politizada hasta la médula. (Quinta Entrega)

Compilación y textos. Marcos Salomón y Gonzalo Torres. Dibujo: Juan Britos

“Para nosotros siempre fue Evita, nunca la decíamos Eva Perón. En el peronismo, la relación entre la juventud y Evita era particular. Perón era el doctrinario, el estratega, el conductor y Evita era la que le daba el contenido ideológico al movimiento”. Así define Aníbal Ponti el rol de la “Abanderada de los Humildes”.
Para la generación de las convulsionadas décadas del 60 y 70, la política era natural, “estábamos politizados”, recuerda Ponti, luchando por un ideal, en un contexto en el que “la democracia era una abstracción”.
Tuvo una variedad de sujetos políticos como íconos a seguir: “Hablábamos del Che, de Perón, de San Martín, de Artigas, de Martin Luther King, de Mao, de Ho Chi Minh, había una cantidad de modelos”, rememora Ponti. Para los jóvenes peronistas uno de esos íconos tuvo cara de mujer: Evita.
“Evita estaba con los oprimidos, con los trabajadores, los pobres, cuando Evita decía ‘La patria dejará de ser colonia o su bandera flameará sobre sus ruinas...’ estaba diciendo muchísimo”, se entusiasma en la evocación.
Y admite sin medias tintas: “Nosotros (los montoneros) estábamos enamorados de Evita, por su mística, por el compromiso, por la entrega, nos sentíamos totalmente identificados con ella, a tal extremo que encontramos una foto de ella que para nosotros era la Evita Montonera”.
La propia Eva Perón diría: “…Ahora si me preguntasen qué prefiero, mi respuesta no tardaría en salir de mí: me gusta más mi nombre de pueblo. Cuando un pibe me nombra Evita me siento madre de todos los pibes y de todos los débiles y humildes de mi tierra. Cuando un obrero me llama Evita me siento con gusto compañera de todos los hombres”.

INFLUENCIA REVOLUCIONARIA

La mujer que supo conducir el histórico y mítico 17 de octubre de 1945, conocido como el Día de la Lealtad (o cuando los “cabecitas” metieron los pies en la fuente de la Plaza de Mayo) “influyó en todo lo que fue la Tendencia Revolucionaria del Peronismo. Evita fue un ícono muy fuerte, porque normalmente una consigna expresa un concepto ideológico, cuando Evita decía ‘el peronismo será revolucionario o no será nada’, hablaba de una herramienta transformadora”, precisó Ponti.
Otra frase que marcó a fuego a la generación politizada: “Caiga quien caiga y cueste lo que cueste este siglo será el fin de la raza maldita de los oligarcas”. “Está identificando el enemigo”, exclama Ponti, prende un cigarrillo y continúa entusiasmado: “Eso, en el plano ideológico, y en el plano simbólico, cuando dice ‘volveré y seré millones’ –preanunciando su muerte-, ese mandato la juventud lo asume como propio”.
Entre los fanáticos, “todo eso trajo una desviación ideológica: El evitismo”. Además, cuando vos querías hacer engranar o calentar a algún burócrata sindical empezabas: ‘Si evita viviera, sería montonera’ o ‘Perón, Evita, la Patria Socialista’, eran dos consignas que sintetizaron todo un pensamiento y eran gritadas con pasión”, añadió.
Como contrapartida, los burócratas de las alas sindical y política, contestaban: “Si Evita viviera, sería peronista”, ya que “sólo la consideraban la mujer de Perón”, opinó.
En la Resistencia de los años 60 y 70, cada 26 de julio la juventud se concentraba en la plaza España para realizar una marcha de antorchas por el centro de la ciudad, porque “estábamos rindiendo homenaje a nuestra Evita, por lo que volvimos y fuimos millones”, porque, como cantábamos a viva voz: “A la lata al latero, los ranchos peronistas son fortines montoneros”.

DON FELIPE GALLARDO, GOBERNADOR DE EVITA

Así como Evita marcó a fuego a esta juventud maravillosa, en Chaco, el político que concitó más adeptos entre la Tendencia fue, sin dudas, Felipe Gallardo, Don Felipe, el gobernador obrero.
“En Chaco, Felipe Gallardo era un gobernador de Evita. Yo milité toda mi vida con Don Felipe. Casi no tenía relación con Perón, porque cuando Evita se inclina por su candidatura a gobernador, Perón le dice, ‘bueno, ahora te haces cargo vos’”, comentó.
Y caracterizó a Gallardo como un “dirigente de los pequeños productores”. Para reforzar ese argumentó, Ponti recordó que “una de las medidas que el toma fue la expropiación de Bunge y Born en General San Martín”.
“Perón le pide que no la haga, pero Gallardo lo hace igual y a partir de ese hecho fue que Perón le decía ‘arréglate con Evita’. Don Felipe me contaba que iba a la oficina de Evita y ella por teléfono llamaba a los ministros: los tenía cagando a todos”, prosigue su relato.

CONSTITUCIÓN OBRERA

Don Felipe fue el primer gobernador obrero que tuvo Argentina, fue una experiencia muy particular, casi un ensayo para el país que planificaba Perón, y, sobre todo Evita. Ella “tuvo gran influencia en el armado de la Constitución de Chaco (1951), tomando como base la Constitución de la Yugoslavia del Mariscal Tito, con representaciones con mayoría de diputados obreros”, dice y al escucharse en voz alta no lo puede creer.
Llamada la Constitución Obrera, Millán Ford, quien fue el primer Fiscal de Estado de la Provincia, durante la administración Gallardo, admite que la Carta Magna chaqueña “fue clasista y, para algunos, incluso, Marxista”.
Según el historiador Eduardo Barreto, el presidente chileno, el socialista Salvador Allende, pidió la Constitución chaqueña de 1951 en el momento en que se estaba estudiando una reforma constitucional en el país trasandino, tomando algunas párrafos como referencia para la nueva Carta Magna.
El preámbulo de esa Carta Magna es inspirador: “Nos los representante del pueblo trabajador de la Provincia Presidente Perón…”.

EL VALOR DE UN NOMBRE: MONTONEROS

Sabiendo las banderas que levantaban, la incógnita parte de la pregunta más simple: ¿Por qué el nombre Montoneros? Y la respuesta tiene su propia historia.
“Nuestras consignas vienen de nuestra historia. El ‘patria o muerte’ que está en el primer comunicado de Montoneros, no era nuestro, viene de las luchas por la Independencia. El ‘libres o muertos, jamás esclavos’ es de San Martín. Creo que nosotros somos la continuidad histórica de un pensamiento nacional, popular y anticolonial”, explicó.
“Después de la caída de los caudillos federales en el siglo XIX, lo que viene es el proyecto mitrista (por Bartolomé Mitre), después de Montoneros viene el proyecto neoliberal (por Carlos Menem)”, traza un parangón.
Montoneros “logró construir su modelo, logró construir sus símbolos. Nuestros colores eran el rojo y negro tomado de los anarquistas, pero también de Facundo Quiroga, es decir, construimos toda una simbología y dentro de esa simbología estaban las consignas, reivindicábamos a los grandes luchadores latinoamericanos, éramos admiradores de Artigas, por ejemplo”, acotó.
El nombre no es casual, entendiendo que “la historia argentina es una historia de permanente confrontación entre un proyecto nacional y popular versus un proyecto antinacional y antipopular: se vio en la Revolución de Mayo (morenistas contra saavedristas), en la guerra entre Unitarios y Federales. Nosotros venimos a rescatar a los caudillos federales, derrotados por las fuerzas mitristas. La elección del nombre rescató toda la historia argentina”, precisó Ponti.
Pero la denominación de la Tendencia no surgió de la nada, “el que inventó el nombre Montoneros es el compañero Negro Montero, un ex cura, de la época de los curas obreros, que trabajaba en el puerto. Vive todavía, tiene una finca en Mendoza, ahora está casado con una ex monja, está quedando ciego, y visita el Chaco de vez en cuando”.
El Negro Montero tiene sus blasones revolucionarios: Peleó con el Che y participó de la revolución cubana. “Embarcado en el proyecto del Che de extender la guerrilla por América Latina, este compañero termina en Nueva Pompeya y participa en los grupos premontos, y es él quien le pone el nombre Montoneros”.

La toma de Radio Chaco

El día que se volvió a escuchar la Marcha Peronista, tras 17 años de prohibición
(Cuarta entrega de la serie. )

Compilación y Textos: Marcos Salomón y Gonzalo Torres.

Ocurrió un domingo 12 de noviembre de 1972, cinco días antes del regreso de Juan Domingo Perón. El objetivo central: emitir una proclama por la vuelta del líder, en el marco del “Luche y Vuelve”, y la Marcha Peronista. Historia de una épica.

En Chaco y Corrientes, el periodo 1972–1973 fue de muchas operaciones de Montoneros, entre ellas la toma de Radio Chaco (la vieja LT 5 por avenida 9 de Julio, hoy desaparecida y reconvertida en Radio Nacional Resistencia), “en la cual nuestra unidad (de montoneros chaqueños) había participado activamente”, admitió Ponti.
La toma del medio de comunicación social tenía un objetivo bien claro: convertirse en un hecho propagandístico de envergadura, de cara al regreso de Juan Domingo Perón que ya tenía fecha: 17 de noviembre de 1972.
“Lo que nosotros desconocíamos es que los montoneros éramos muy poquitos (en todo sentido: en cantidad de militantes y en infraestructura). La tarea era artesanal, toda la preparación de la operación era artesanal, no disponíamos de dinero, había que robar sellos de la administración pública para armar Montoneros, y robar un grabador, que se utilizó para pasar la proclama en la radio”, reconoció Aníbal Ponti.
El operativo estaba dividido en dos partes esenciales: la tarea de inteligencia y la toma propiamente dicha, por un lado; y el accionar político: movilización y asambleas en las unidades básicas barriales, por el otro. Durante las reuniones, se iba a escuchar la radio a la hora señalada.
“Nuestra unidad participó en las dos etapas”, recordó Ponti. “Primero, la tarea previa, la tarea de inteligencia, o el chequeo como le llamábamos: el plano de la radio, el personal, la seguridad. Después, la tarea de logística: conseguir el grabador, armar los sellos, la elaboración del comunicado”, explicó.
En la toma de Radio Chaco propiamente dicha, “a nosotros nos tocó la tarea de absorber la retirada de todas las armas y de un compañero que había participado en el asalto”. Políticamente, “preparamos las asambleas barriales. Fue emocionante. Yo estuve en Villa Federal”, precisó.

EL ASALTO

El día y la hora del asalto no fue casual: domingo 12 de noviembre de 1972 (cinco días antes de la fecha estipulada para el regreso del líder exiliado en España), por la tarde, justo cuando Radio Chaco se encadenaba a Radio El Mundo que transmitía fútbol (Torneo de Primera A) en vivo.
En ese entonces, en Resistencia sólo existía Radio Chaco, pionera en la región, y Canal 9, por lo que el asalto a la radio significó un fuerte impacto en la sociedad. “De alguna manera la gente tenía que participar en la toma”, argumentó Ponti.
El plan fue bien concreto: reducir a la seguridad, tomar las instalaciones transmitir la Marcha Peronista y emitir una proclama a favor del regreso de Perón. “Yo recuerdo que fue emocionante escuchar la Marcha por la radio, sabíamos que lo iba a ser porque estuvo prohibida por 17 años, y la proclama… El peronismo era una cosa muy fuerte, daba orgullo ser peronista, era un orgullo porque vos asociabas el peronismo a lo nacional, a lo popular”.
“El hecho importante era escuchar la Marcha Peronista en una radio después de tantísimos años de estar prohibida, eso era un hecho inédito. Y también queríamos que la gente escuche la proclama. Realimentó todo ese proceso de organización y movilización que habíamos desatado con el ‘Luche y Vuelve’”, acotó.

COMPARTIMENTADOS

Por la forma de operar propia de Montoneros, todos los participantes sabían qué hacer, pero no necesariamente se conocían entre sí: “No sé quiénes estuvieron en el asalto, porque estábamos totalmente compartimentados. Pienso que no éramos más de diez los participantes, porque militarmente fue una operación chiquita”.
“Nuestra logística era incipiente, porque acá no había casas operativas, (casas de seguridad), y lógicamente fue un impacto en la población. Nuestro embute (escondite) era precario, teníamos una casita en Villa Elisa”, contextualiza.
En ese lugar estuvo oculto uno de los que participó de la toma, emitió la proclama y la Marcha. Luego, fue sacado de la provincia.
Los vecinos estaban acostumbrados a estos raros militantes de la Juventud Peronista que aparecían y desaparecían a cualquier hora, en auto o a pie, y que se cubrían de miradas indiscretas, colgando en el alambre tejido (no había muros) sábanas, colchas y frazadas (como que sacaban la ropa de cama a tomar sol).
La hipótesis de Ponti es que todos los que participaron a cara descubierta de la toma a Radio Chaco –uno vestido de policía- eran de otras provincias, los referentes de Montoneros locales eran conocidos, de hecho voceros de la organización, como los casos de Jaime Dri y el Negro Navarro.
Lo cierto es que pesar de que El Territorio remataba la crónica sobre la toma de Radio Chaco anticipando que los investigadores tenían pistas firmes sobre los autores del asalto, jamás hubo un detenido ni trascendió periodísticamente el nombre de alguno de los participantes (hasta hoy).

ANEXO: DIARIO EL TERRITORIO LUNES 13 DE NOVIEMBRE DE 1972

COMANDO EXTREMISTA COPÓ RADIO CHACOAYER, REDUJO AL PERSONAL Y DIFUNDIÓ UNA PROCLAMA

El operativo se cumplió con matemática precisión en pocos minutos el grupo actuó a cara descubierta.

Un insólito episodio ocurrió ayer a la tarde en esta capital cuando un grupo de extremista que se autotituló integrante de la organización denominada Montoneros sorprendió al personal de LT5 Radio Chaco y, luego de reducirlo, difundió un comunicado de orientación peronista durante aproximadamente 17 minutos que aludía al regreso de Perón al País, irradiando además la marcha partidaria como música de fondo. El copamiento de la emisora local se inició a las 16.45 prolongándose no más de 5 minutos en total, ocurrió pocos minutos después que la emisora entrara en cadena oficial con radio El Mundo de Buenos Aires, como habitualmente lo hace los domingos para la transmisión de fútbol profesional.

El audaz operativo ocurrió cuando el grupo sedicioso cuyo número se estima en 10 personas, una de las cuales era un mujer joven, llegaron en dos pick up, una Ford 100 de color azul con chapa patente de Sáenz Peña y otra Chevrolet de color verde, de Santa Fe, tras rápidas acciones ingresaron al local ubicado en avenida 9 de julio al 1850 y después de inmovilizar al personal mediante amenazas de muerte con armas de fuego dominaron a dos operadores y tres locutores que se hallaban de turno dedicados a sus tareas.

Una pareja se introdujo en la sala de transmisión y luego de extraer sendas armas calibre 45 redujeron a los locutores Cristina Echeverría y Carlos Bellini, que ese encontraban en ese momento ante dos micrófonos. Manifestaron ser peronistas y “actuar por el el líder”. Otro joven ingresó a la cabina de transmisión, reduciendo también al operador de turno Salvador Digiussepe mientras los restantes reducían simultáneamente a seis empleados y al agente de custodia, despojándolo de su arma reglamentaria.

Poco después colocaron una cinta magnetofónica de 17 minutos de duración que salió al aire íntegra, en la cual se aludía especialmente al retorno del ex presidente Perón a nuestro país. En forma simultanea con la propalación de la proclama, en la cual los terroristas se identificaron como pertenecientes a un Comando Montonero procedieron a colocar numerosos artefactos explosivos dentro del edificio y en zona lindera del mismo, dos de los cuales explotaron simultáneamente en la planta trasmisora que Radio Chaco tiene ubicada detrás de los estudios centrales de transmisión y administración. Asimismo, diseminaron por toda la planta pequeñas cápsulas de gas carbónico que saturó todo el local.

Posteriormente, y después de haberse dado a publicidad la proclama, contenida en un grabador y de colocar tres bombas, una dentro del estudio, y dos frente al edificio, abandonaron el lugar y se dieron a la fuga hacia las afueras de la ciudad , llevándose como rehenes al personal de la radio, a quienes abandonaron en la calle 8 y Ameghino. Antes de darse a la fuga, los guerrilleros dejaron en la puerta frontal de la emisora un cartel que decía “peligro zona minada gas venenoso”Momentos más tarde arribaron al lugar efectivos de la policía provincial, a cuyo cargo estaba el jefe de policía efectivos del ejercito bajo las ordenes del jefe de la guarnición Resistencia coronel Benassi y efectivos de gendarmería que procedieron a montar un amplio operativo de seguridad desalojando la zona.

Poco después y tras la rápida acción de las fuerzas de seguridad hicieron detonar dos artefactos explosivos que se hallaban frente a la emisora. Posteriormente al comprobar que no existían otros explosivos en las zonas anexas y en la puerta de acceso ingresaron al local. Ya dentro del local las fuerzas de seguridad hicieron detonar el último explosivo que se hallaba en su interior.

Minutos más tarde, los efectivos se abocaron a la tarea de búsqueda, examinando palmo a palmo el lugar, para dar con posibles artefactos explosivos, ya que en un primer momento no se tuvo conocimiento del número de los mismos. En el interín arribaron al lugar cinco circunstanciales rehenes de los extremistas, después de ser liberados por estos. Cabe acotar que se hicieron presentes en el lugar el gobernador de la provincia Coronel Roberto Oscar Mazza, el ministro de gobierno doctor Juan José Sanchís y otras altas autoridades. Debe señalarse además que en el frente de edificio el grupo extremista dejó pintado en las paredes “Montoneros”. Después del episodio, las fuerzas de seguridad montaron un amplio operativo “cerrojo” dentro y fuera de la ciudad, realizándose intensas batidas por distintas zonas para ubicar sediciosos. Hasta ultimas horas de la noche y las primeras horas de hoy nos se sabía del paradero del grupo extremista, si bien extraoficialmente trascendió que los organismos de seguridad estaban bien encaminados en la investigación y que de un momento a otro serían individualizados los responsables del episodio”.